SUPERNOVA: un viaje al sur del fracaso sin perder la ternura

SUPERNOVA-PORTADA-1

Por @ladurito 

Hablamos con Johana Chiefo, protagonista de la serie SUPERNOVA, que se estrenó el pasado 8 de julio en simultáneo por Amazon Prime Video y Canal 9.

Una temporada completa que explora el paso del tiempo y la complejidad que acarrean las juventudes. Crisis, frustración, mandato y deseo son apenas algunos condimentos fuertes que vamos a paladear. Por las dudas, hacemos un ALERTA SPOILER: van a poder leerse algunas partes con contenido de la serie, así que si no la vieron aún, les alentamos con premura a que prendan la pantalla y se den un baño de inmersión junto a Nicolasa y sus dos amigxs. Son cuatro capítulos que se vuelan de las manos (de los ojos, mejor dicho) como si el tiempo no hubiese pasado.

Habiendo dicho esto, si no les resulta motivación suficiente, les contamos que está dirigida por Ana Katz y cuenta con un elenco magnífico, entre los cuales se destaca la presencia de Luis Ziembroski, Carolina Kopelioff, Ruggero, Nancy Dupláa, Inés Estévez y Marina Bellati. Supernova es una serie que recorre la crisis existencial de los 30 alrededor de la vida de tres jóvenes, analizando el impacto que genera en el vínculo con sus familias, sus pares, sus trabajos, su sexualidad y el epicentro de la experiencia humana: sus cuerpos. Sin dudas, el mayor logro de la directora es mostrar el viaje emocional y psicológico de los personajes, plasmándolo en los cuerpos. Lo dice todo sin decir nada porque el recurso de la palabra pasa a quedar en segundo plano. Los momentos de risa, llanto y tensión se manejan con la misma intensidad y nos hace empatizar con lxs tres amigxs al punto de sentir nosotrxs en nuestro propio cuerpo todo lo que está pasando. La simpleza de los recursos narrativos profundiza y saca a la luz la problemática que funciona como eje durante todo el relato: ¿Qué estamos haciendo con nuestras vidas y por qué no nos sale una bien?

¿Cómo es que SUPERNOVA se termina convirtiendo en lo que vemos finalmente y logra correrse de la idea inicial del proyecto GORDA PUTA, idea que giraba más entorno a una vida de excesos por parte de la protagonista (exceso de comida, sexo, drama y según el mundo que la rodeaba, peso)?

Supernova es una serie de Ana y Daniel Katz. Escrita desde cero por ellos. Si bien toman algunos elementos de mi idea original, todo este mundo que les crean alrededor a la protagonista, como este padre, estos amigos con esos temas, los elaboraron ellos.
Fue realmente maravilloso trabajar con Ana como directora, porque si bien tuvimos mucho diálogo durante el proceso, hubo algunas cosas que no las hablamos y sin embargo, coincido ciento por ciento con cómo se plantearon. Cómo esto del cuerpo es una de las cosas que atraviesan a Nicolasa, a todos en realidad, porque a todos los atraviesan exigencias con el cuerpo. Mimí, amiga de Nicolasa, se mete botox. Eso pasa desapercibido en la serie porque lo dice una vez en una sesión de terapia pero se muestra. June es diabético y juguetea con el pico de hipoglucemia. Todos los personajes sienten con el cuerpo en la serie.

Tuve que encarnar así a una Nicolasa muy diferente a la que yo me había imaginado. Más para adentro, más ortiba, más conflictuada, más enojada. No tan diosa ni tan simpática ni tan que se come el mundo, que era un poco más por donde yo me la había imaginado. Eso fue un laburazo porque además yo estaba en el mejor momento de mi vida, filmando la serie entonces llegaba al set con una sonrisa de punta a punta y la tenía que borrar. Tuve que borrar también una parte muy extrovertida que tenía mi personaje inicial porque Nicolasa no es muy sociable que digamos. Está más en la suya. Y fue re interesante hacer ese proceso.

Fue un proceso complejo. Corría el riesgo de caer en una bajada de línea o alguna cosa que se quedaba en la superficie con respecto al tema de la gordura, y en realidad se perdía la riqueza de poder contar cosas mucho más profundas. Como el vínculo con los padres, como esto de la pregunta de: ¿quién crees ser? El quiebre generacional, ésta cosa del fracaso de que en verdad no nos va bien en la vida. A la mayoría de la gente no le va bien entonces, estuvo bueno ese cruce con Ana porque creo que me salvó de caer en ciertos lugares comunes, aportó su pluma, su vuelo, su maestría y pudimos mezclar todo un poco, lo que yo quería más todo lo que trajo ella, y más lo que también el contexto pide. Porque no es tanto el capricho de un guionista, de un autor, una autora, sino lo que el contexto pide. Y creo que hoy hay una necesidad de ver producciones audiovisuales más honestas, con personajes más reales. No tan heróicos ni tan cancheros ni tan cool. O sea, a los personajes realmente no les va bien en las cosas que hacen. Hubo momentos en los que yo estaba viendo la serie y me ponía como triste. ¿Viste cuando ves una situación que se la toman con determinado tipo de tinte de humor, pero por dentro te estás quebrando? Ana Katz se llama eso. El síndrome de “sí, bueno, pero no está bueno, o sea, no sé por qué me río pero quiero llorar, pero en realidad es incómodo”. La capacidad para mostrar un montón de complejidad en situaciones muy cotidianas y simplificarlo en una escena despojada y honesta.

Necesitamos que nos confirmes algo… ¿Acaso la escena de tirarle la piedra al auto fue lo mejor de todo el rodaje?

Fue el mejor día de mi vida. jajajaja. Fue heróico el tema. Acá no estamos en Hollywood. Había que romperlo bien de una, o sea, no teníamos 20.000 autos para romper. Obvio que si lo rompía mal algo íbamos inventar, se repondría el vidrio y se intentaba de nuevo, pero era como un gasto importante y un laburazo, entonces me hicieron ensayar con una piedra de utilería del mismo tamaño del cascote que después iba a tirar. No sabes la cantidad de veces que lo hice, no te puedo explicar. Ese día vino mi hermana a presenciar desde la calle, así que tenía tribuna, más arriba estaba todavía. Aparte, pensá que no lo filmamos el mismo día que el robo del banco entonces yo tenía que recuperar el mismo estado de angustia y de desesperación, y que después quede continuado. Encima tenía que pegarle justo en el medio del vidrio para que de verdad explotara y explotara bien, que se rompiera todo porque la queríamos en mil cuadros a la imagen.

Yo pensé que habían usado un vidrio de azúcar.

No, no. Era un vidrio de verdad. Lo hice varias veces y cuando vi que ya estaba sólida, que siempre le pegaba en el medio, llegó el momento de la verdad. Fue como cuando alguien patea un penal, que están todos rezando para que salga bien y en silencio absoluto. Tenía unos lentes para la toma con el vidrio para que no me astille, entonces tenía que ir corriendo, pegarle la cámara, tirar los lentes rápido en un costado sin que se viera en la toma, darme vuelta para no tenerlos más e ir corriendo. Para mí fue como filmar ciencia ficción, o sea. Todo el mundo en el set terminó gritando, ovación. Yo sentí que había ganado un Mundial de verdad, me sentí así. Mi hermana saltaba sacada. Estuvo buenísimo.

¿Qué fue lo más difícil del rodaje?

La verdad que no lo puedo comparar, o sea, no tuve tantos rodajes en mi vida, pero hablando con compañeres me di cuenta de que fue muy mágico y muy amoroso.
Hubo cosas difíciles a nivel, por ejemplo, de cansancio después de tantas horas de filmar. Otra cosa puede ser tener que recuperar un estado de ánimo de la nada. Todas esas son cosas que te desafían, que te incomodan, que te dan miedo, que te dan incertidumbre, que hacen que todo el tiempo te estés preguntando si lo estarás haciendo bien, pero al fin y al cabo, para los actores eso es, un poco, actuar. Es una situación de mucha incomodidad y de mucha inseguridad.
Pero bueno, Ana siempre estuvo presente dándonos aliento. Entre compañeres también lo hacíamos, y yo cuando presenciaba las escenas de los demás desde afuera y decía: “¡Qué buena que está quedando!”, pensaba: “Bueno, entonces las mías también deben estar quedando bien, si no, me lo dirían”.
A nivel personal, creo que lo más difícil fue olvidarme de la alegría y de la felicidad absoluta que yo estaba pasando (yo Johanna) como persona en ese momento, para poder entrar de lleno en Nicolasa. Eso fue difícil.
Creo que terminé el rodaje sonriendo mucho menos de lo que suelo hacerlo normalmente. Me costó un par de semanas recuperar la simpatía. Y bueno, después la expectativa o los nervios de trabajar con actores tan grosos que por suerte luego pude darme cuenta de que son pares y que fueron muy generosos. Eso hizo que todo resultara muy orgánico, se formó una relación muy linda.

Queremos saber la verdad. ¿Fue Sandra la que hizo el robo?

No lo sé. Ni Marina (Bellati, la actriz que hace de Sandra) sabe si ella fue.
Marina durante todo el rodaje le preguntaba a Ana: “¿Fui yo?” y ella: “No sé”.
Si me preguntas a mí, solo hipotetizando y como opinión, me parece que lo del robo fue más una excusa para mostrar, por un lado, que cuando crees que no te puede pasar nada más, siempre puede pasar algo más. Y por otro funciona como una excusa para disparar un montón de reacciones a su alrededor: El padre culposo que en un punto se siente un poco responsable porque él cambió los planes, trata de buscar afuera a un culpable y no sé si lo ve o cree verlo, o es lo que su cabeza quiere ver.
Y en el caso de Sandra, bueno, sí, todos los cañones apuntan a ella, pero por ahí es una copada en serio y en realidad todo fue una maldita casualidad. Porque el mundo es un poco conchudo cuando quiere y a veces es buscar afuera quienes fueron culpables cuando en realidad es puro azar.
Sé que hay muchas dudas alrededor de eso, pero siento que fue una excusa para mostrar a estos personajes en una situación extrema. Y también es una excusa para actuar. Es tirar una bomba en un guión para poder jugar. Pensá que cuando pasa eso en la serie, explota la supernova. Pero es un juego. Yo lo siento más como un juego que como una decisión intelectual.

¿Qué onda la segunda temporada? Necesitamos saber cuándo se va a estrenar.

Yo también necesito saberlo. Hagamos una manifestación pública. Podemos armar un evento en Facebook, jajajaja. La verdad es que estas cosas llevan tiempo. Ahora me estoy dedicando a disfrutar de las repercusiones de toda esta primera temporada, también estoy en dos proyectos más escribiendo guiones con otras personas, también hay algunos proyectos de teatro para el año que viene.
Y quién sabe, es posible en un futuro seguir ideando cosas a partir del mundo construído sobre el gordaputismo. Porque ahí hay un imperio. Y el imperio puede volver.

Newsletter de Beba

Newsletter de Beba