¿A qué venía yo? A hablar de autoestima.

aqvy autoestima PORTADA

Por La Durito
Ilustración: La Durito

¿Con qué cara, bichis? ¿Con qué cara se me ocurrió pensar que yo podía meterme livianísima a generar debate sobre LA GRAN “A”? Esa hija de yuta que es más escurridiza y enrevesada que la mierda.
La verdad es que habiendo sido criada y culturalizada como mujer cis en esta sociedad, puedo afirmar que mi autoestima fue prácticamente inexistente hasta hace unos años que me tomé el tren hacia la ciudad de la terapia. Ciudad terapia está llena de sitios maravillosos como lo es el autodescubrimiento, los falsos preceptos que tenía sobre mí y que al final resultaron no ser tan ciertos, búsquedas y puestas en valor de mis deseos y lugares de goce, estrategias para generar mi propio reconocimiento hasta llegar a tomar varios mates en la isla de me gusta mi cuerpo.

Igual, ciudad terapia también tiene sus lugares de mierda eh, y pueden verse representados por frases como: estoy harta de seguir repitiendo el mismo patrón de mierda, siento que soy la única pelotuda laburando para mejorar mientras que el resto del mundo es una verga, no soporto más este dolor, siento que nunca voy a dejar de sentirme tan como el culo, perdí la cuenta de la cantidad de veces que hablé sobre esto y sigo sin poder salir de este lugar, me da miedo todo esto a lo que me tengo que enfrentar preferiría negar y ya, y muchos otros lugares que hacen parecer al túnel del terror del parque de la costa, como un paseo en góndola por Venecia.

El mundo no está hecho para que las disidencias y las feminidades tengamos la autoestima robusta. Hasta me atrevería a decir que el mundo no está hecho para nadie en absoluto, pero para nosotras menos que menos. Primero que nada, para trabajar sobre la autoestima hay que tener en claro que somos sujetos políticos poseedores de derechos y de una subjetividad única. Y convengamos que cuando el afuera (y el adentro) nos machacan constantemente con que somos cosas, u objetos que están a disposición de otros seres, se hace MUY PERO MUY difícil.

Ya sabemos que –a juzgar por lo cliché que quede decir esto– en la vida no hay nada seguro, por eso a la hora de pensar en la autoestima sólo se me cruzan dos cosas: primero, que nos vamos a morir y segundo, que este cuerpo es el único que vamos a tener (esto tiene vigencia 2023, no me hago cargo de lo que pueda pasar en el futuro). Entonces digamos que dado el contexto, intentar llevarse bien con una hace la existencia un poco más amable.

Pensemos esto: la autoestima es lo que nos va a acompañar por siempre, por más chiquita, baqueteada, oxidada y mugrienta que pueda llegar a estar, y por más difícil o enredada que se presente la cosa, siempre vamos a tener la oportunidad de mirarla, sacarle el polvo, llevarla a casa, darle un bañito y después un abrazo. Hay tiempo. Cuando estemos listas, ella nos va a estar esperando, como un cachorrito que nos mira con ternura esperando que le tiremos la pelota.

No creo que haya fórmulas ni instrucciones, cada une es distinte. Y honrando esa diferencia por medio de nuestra manera particular de hacer las cosas, seguramente podamos encontrarnos frente a frente con nuestra autoestima. No hay tiempos ni maneras “correctas”, no hay posteo de Instagram que pueda convencernos de cosas que no sentimos. No hay ninguna cruzada por el amor propio y el AMATEFORRACRACIA que nos pueda obligar a conectarnos con nosotras. que nos pueda obligar a conectarnos con nosotras.

Es un camino propio. Y lo que tiene de propio también lo tiene de doloroso, hermoso, gratificante, exigente, desmotivante y sobre todo LARGO. Así que, amichas, a armarnos de paciencia y ternura que la vida es dura pero más dura es mi verdura.

Lo que sí les voy a decir es una cosa: fíjense a quiénes les conviene que no tengamos autoestima. Que estemos alejadas de nuestro autoconocimiento. Que no sepamos cuál es nuestro deseo, ni cuál es nuestro valor físico y emocional. Fíjense quién está sacando una tajada de las consecuencias de maltratarnos, dejarnos en segundo plano o existiendo PARA otres en vez de CON otres. Desconfíen, amichas. Desconfíen de pensar que es CULPA nuestra nada más sentirse como la mierda, dado que ¡OH, CASUALIDAD! todas nos sentimos una mierda. Hágamonos preguntas, indaguemos, juntémonos, charlemos, debatamos, busquemos y hagamos algo con tanta bronca y dolor. Repartámonos la carga de la existencia y transformemos el enojo y el dolor, en justicia y ternura.

Tal vez no podamos trabajar solas sobre nuestra propia autoestima ahora, pero sí podemos abrazarnos hacia la construcción de una autoestima colectiva.

Habiendo dicho esto, mi autoestima y yo les dejamos un abracito muy fuerte y nos vamos de la manito a otros rumbos inexplorados. Fue un honor haber compartido unos dominguitos con ustedes, bichis. Tomen matecito y háganse preguntas. Hasta la próxima 🌻.

Newsletter de Beba

Newsletter de Beba