Abortar en la clandestinidad vs abortar en la legalidad

NOTA

Por Martina Ruggiano
Ilustración: @ladurito

Dos testimonios que ayudan a entender cuáles fueron los avances y lo que falta hacer en relación al acceso a la interrupción voluntaria del embarazo.

Hoy, 28 de septiembre, es el “Día Internacional por el Aborto Seguro” o también conocido como el “Día Global de Acción por el Acceso al Aborto Seguro y Legal”, cuyo origen nace en el año 1990 en el V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe.

Esta vez, no venimos a pedir que se reglamente una ley o que se cumpla el tan anhelado sueño de legalizar el aborto. Después de tantos años de lucha, de tantas plazas recorridas y de teñir las calles de verde cada 28 de septiembre, hoy podemos decir que este año lo sentimos diferente porque tenemos aborto legal, seguro y gratuito. Por fin se saldó esa gran deuda de la democracia.

El 24 de enero de este año entró en vigencia la Ley 27.610 que regula el acceso a la interrupción legal y voluntaria del embarazo (IVE).

¿De qué se trata esta ley? 

  • Cualquier persona con capacidad de gestar que desee acceder a la interrupción voluntaria de su embarazo podrá hacerlo hasta la semana 14 de gestación. Basta con firmar un consentimiento informado en un centro médico.
    También podrán hacerlo aquelles que fueron víctimas de una violación o que su vida se encuentre en peligro. Esto ya se encontraba regulado en el Código Penal en el Art.  87 como “aborto no punible”, pero parece que hay que reafirmarlo en una nueva ley, ya que la mayoría de las veces muchxs medicxs se negaban a practicarlo y los casos llegaban a Tribunales con embarazos no deseados en un avanzado estado de gestación. 
  • Se debe acceder a la IVE en un máximo de 10 días corridos desde que se toma la decisión. 
  • Se brinda apoyo pre y post aborto para todas las personas que quieran acceder a este derecho a través de un trato digno e información clara y simple.
  • Se brindan métodos anticonceptivos de forma gratuita.
  • No solo se contempla la interrupción con fármacos si no también la realización de una intervención quirúrgica de ser necesario y a elección de la persona gestante.

Si bien la aplicación de esta ley es obligatoria en todo el territorio argentino, vemos como muchos se rehúsan a su correcta aplicación. También es cierto que este camino recorrido no terminó y que aún quedan muchas cosas por las cuales luchar.
La violencia institucional es transversal y es una problemática que sigue existiendo por más leyes que tengamos. La necesidad de capacitar a todo el equipo de salud (mediques, auxiliares, enfermeres, administratives, etc.) para brindar un trato digno e información adecuada a tode aquel que quiera realizar la interrupción del embarazo,
es urgente.

Abortar en la clandestinidad

Lucila nos comenta cómo fue su experiencia de abortar en la clandestinidad en agosto de 2018. Tiene 40 años, es psicóloga social y acompañante terapéutica. Vive en Entre Rios pero el aborto se lo practicaron en CABA a través del procedimiento AMEU

¿Cómo fue tu experiencia de interrupción del embarazo en la clandestinidad?

Tuve la posibilidad económica de concurrir a una clínica clandestina ya que me daba muchísimo miedo atravesar este proceso sola, en casa, utilizando pastillas y después tener que concurrir a una clínica con un aborto espontáneo y poder ser criminalizada por eso.

¿El lugar donde te realizaste el aborto se encontraba en condiciones?

Desde mi punto de vista, el consultorio se encontraba en buenas condiciones de higiene, pero, sí a mí me pasaba algo grave como una hemorragia, no estoy segura de que el lugar estuviera equipado para afrontar algo así.

¿Cómo fue tu experiencia con el médico que te practicó el aborto y demás auxiliares médicos y administrativos?

El médico y su equipo me atendieron muy bien, fueron cordiales y empáticos con la situación.

¿Te realizaron estudios clínicos de rutina previos?

No, en ese sentido no tuve chequeos previos. Solo 1 ecografía y la pasé muy mal. 

¿Cómo fue tu experiencia antes, durante y después de la práctica?

La verdad no fue una experiencia muy buena, ya que tampoco estaba muy convencida de abortar. Antes de abortar no tuve contención ni ayuda, tampoco análisis clínicos previos a la interrupción.
La peor parte
fue cuando me pidieron que me haga una ecografía unos dias antes de ir a hacerme el aborto. Ésta me la hice en la Santa Isabel y la pasé muy mal ya que me hicieron escuchar los latidos del corazón del feto y me dijeron “muy bien mami, está muy bien ubicado, está muy bien”.
Salí con un ataque de angustia y tardé varios días en calmarme. Yo sabía que abortar era la mejor opción por mi condición económica y mí pareja no quería tenerlo. La verdad que enfrentar a los 38 años esta situación y ser nuevamente madre soltera no iba a ser lo mejor ni para mí, ni para nadie. La pasé muy mal, mucha angustia, antes y durante mucho tiempo después. Tarde casi un año en perdonarme, me sentía muy culpable. Por suerte arranqué terapia con un buen profesional y esto hizo que pudiera terminar con ese dolor que no me dejaba avanzar.

Abortar en la legalidad

Como experiencia cercana de acceso a IVE con la Ley 27.610,  entrevisté a Belén. Tiene 31 años, es empleada y reside en Capital Federal. Quiso compartir cuáles fueron las semanas previas y posteriores a la interrupción voluntaria y cómo sintió en carne propia la violencia institucional que viven muchas personas gestantes.

¿Cómo fue tu experiencia en el acceso a la IVE? ¿Fue fácil acceder?

En líneas generales, la experiencia fue muy buena pero tuvo momentos poco gratos. El acceso es sencillo porque en la web oficial del Estado se encuentra claro todo el procedimiento y una línea de teléfono donde llamas y te orientan sobre cómo manejarte, ya sea si tenes que asistir a un hospital público o si tenes prepaga, de que forma solicitarlo, qué cosas no pueden pedirte, cómo deben tratarte y demás. 

¿En que clínica accediste a la IVE?

Clínica Trinidad Mitre, a través de mi prepaga ENSALUD 

¿Cómo fue tu experiencia con los administrativos y demás auxiliares del sanatorio?

El médico que me atendió era el jefe de ginecología de la Clínica Trinidad, fue super amable en todo momento, me explicó en detalle todo el procedimiento y me dio seguridad de que previo, debía hacerme estudios antes de brindarme la medicación y/o proceder a la intervención quirúrgica. En la primera consulta, me dio todas las órdenes para que lo realice. La parte administrativa del sanatorio fue correcta. El día del procedimiento, tanto la parte de ingreso a internación como las enfermeras de piso y personal en quirófano, fueron amables y todo el tiempo me consultaban si me encontraba bien o si necesitaba algo, conteniendo y acompañando. Esto no ocurrió en los centros donde me hice los estudios previos. La administrativa me realizó preguntas innecesarias sobre por qué me hacía una ecografía TV o bien de cuantas semanas estaba y posterior a la pregunta siempre me felicitan o hacían algún comentario de celebración, innecesario y desubicado.

Si bien mi decisión estaba tomada, no sabían el contexto de mi situación y qué podían generar sus comentarios en mí. La persona que me realizó la ecografía hizo lo mismo, me felicitaron y nunca me consultaron si yo tenía ganas de ver/escuchar/saber sobre la situación del embrión y hasta me informaron por la posible fecha de parto. Luego, al momento de realizarme el electrocardiograma prequirúrgico, nuevamente una técnica me preguntó el motivo del estudio y cuando le respondo que era por la IVE me dijo «Ay.. pero si vos tenes dos hijas, ¡mira si ahora es el varoncito! ¿No querés tenerlo?». Realmente innecesario, violento y sin medir el daño que pueden ocasionar esas palabras en quien en ese momento es paciente, mi situación fue la interrupción voluntaria, pero, ¿y si el caso fuera otro?
Le comenté al médico todo lo sucedido y con cierta indignación me dijo que todavía falta mucha capacitación para un sector del sistema de salud.

¿Cómo fueron los trámites previos a la IVE? Análisis, autorizaciones, etc. ¿Cumplieron con los 10 días que exige el protocolo?

Solo debí autorizar la medicación (misoprostol) en mi prepaga ENSALUD para que me otorguen la cobertura al 100% y la internación ya que, si bien era ambulatorio, el medico insistió con que deben darme una cama para el poder controlarme, y estar cómoda frente a las pérdidas que podía tener ocasionalmente, también brindarme un baño a disposición,  enfermeros y demás axilares, y no estar esperando el horario de la intervención en una sala de espera. Esto se cumplió y todo el tiempo estuve controlada. También se cumplió el plazo de 10 días. 

Por último, ¿qué cosas debería mejorar el sistema de salud y que cosas destacas que fueron buenas?

Capacitación para el personal auxiliar no médico, en cuanto a las preguntas, consultas o bien recepción al momento de estudios etc. El médico que me atendió y la clínica fueron super amables y contenedores con la situación en todo momento, no me sentí jamás juzgada o tratada de una manera diferente, fueron super respetuosos, todo lo contrario a lo que viví los días anteriores a la intervención en los centros de estudios clínicos. 

Después de las dos entrevistas realizadas es claro el patrón que en ambas aparece: personal no capacitado. La violencia institucional existía en la clandestinidad pero es una problemática que aún continúa en la legalidad.

Como Estado, firmamos tratados internacionales y la Convención de Belem Do Pará tiene como propósito sancionar, erradicar y prevenir cualquier tipo de violencia contra las mujeres y debe ser un pilar para poder hacer cumplir la Ley 27.610 de forma correcta y respetanto los derechos de las personas gestantes.

El Gobierno Nacional, como Estado firmante, debe garantizar que este derecho se cumpla. No podemos pensar que con sancionar una ley basta. Es realmente necesario enfocarnos en modificar los patrones socioculturales de conducta erradicando cualquier práctica que refuerce estereotipos (violencia simbólica) que tengan como propósito violentar a las personas gestantes que quieren acceder a la IVE.

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