¿Cómo es adoptar y formar una familia desde una perspectiva disidente?

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Por Martina Ruggiano
Ilustración Victoria Scarrone

En una pequeña charla con Beba, Pablo nos invita a conocer desde adentro como es el proceso de formar una familia.

Pablo y Alejandro lograron concretar su deseo de ser padres y formar una familia cuando adoptaron a Aylu, una beba recién nacida. Pasaron por un proceso de vinculación junto con la familia de acogida hasta que, finalmente, una sentencia de adopción les dio el título oficial de papás.

Si bien es un procedimiento que requiere de mucha dedicación, ambos se sintieron acompañados y apoyados en todo momento, lo que hizo que el tránsito por el proceso fuera más llevadero. Adoptar no es imposible, pero puede tener obstáculos o complicaciones que no están necesariamente relacionadas con el procedimiento judicial de la adopción.

Según el artículo 594 del Código Civil y Comercial de la Nación, se denomina adopción a la manera de restituir el derecho de niñes y adolescentes a desarrollarse y crecer en un ámbito familiar. Esto sucede cuando la situación biológica no resulta ser el mejor escenario posible debido a motivos como el abandono y la imposibilidad de les mapadres para proporcionarles una calidad de vida adecuada y/o la falta de un entorno familiar inexistente, por nombrar algunos.

Para que une niñe pueda ser dado en adopción, es necesario que se encuentre en una situación de adoptabilidad determinada por un juzgado de familia. Esta decisión se toma una vez agotadas las posibilidades de que algún familiar o referente afectivo pueda brindarle un entorno adecuado para su desarrollo y protección de derechos. Por otro lado, para poder adoptar, se deben cumplir tres requisitos esenciales: estar inscripte en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines de Adopción (RUAGA) correspondiente a la jurisdicción del interesado, tener más de 25 años y ser argentine o extranjere con al menos cinco años de residencia en el país.

Fuente: Dirección de Políticas Públicas (Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes). RUM-RUAGA-SADE

Una vez inscripta la persona, se inicia un proceso que involucra entrevistas y evaluaciones de distintas situaciones. Es importante destacar que el simple hecho de estar inscripte no garantiza la posibilidad de participar de esas entrevistas. Primero, se crean legajos que contienen información sobre los distintos postulantes, incluyendo las preferencias y elecciones individuales, como la edad deseada de les niñes a adoptar, si se prefieren bebés o niñes más grandes, si desean adoptar a hermanos o niñes con discapacidades, entre otros aspectos. Luego, las entrevistas se llevan a cabo en colaboración con entidades estatales que tienen como propósito facilitar la adopción, siempre escuchando a le niñe o adolescente en cada etapa del proceso y priorizando su decisión. Finalmente, si los perfiles de les adoptantes se consideran ideales para las necesidades de aquel niñe, comienza el proceso de guarda donde les adoptantes establecen un vínculo afectivo con el adoptade y se realizan los encuentros supervisados con el propósito de llegar al último tramo que es finalmente la sentencia de adopción, que marca el paso final en el proceso y otorga a les adoptantes el título oficial de padres.

En una charla con Beba, Pablo compartió su experiencia y alentó a adoptar y a superar los miedos típicos del proceso. Además, reflexionó sobre la importancia de informar siempre sobre la familia de origen, un pilar importante en el recorrido de la construcción familiar.

¿Cómo fue tomar la decisión de adoptar? ¿Qué dudas e incertidumbres sentían en ese momento?

En realidad tiene más que ver con el deseo de ser padres. Al ser dos hombres era la vía para ejercer la paternidad. Así fue que nos decidimos, por las ganas, por el deseo. Nuestra mayor incertidumbre era si todo el sistema (que incluye al Consejo de derechos de niños, niñas y adolescentes hasta el sistema judicial) iba a salir del estereotipo de “familia tradicional”, y pondrían en situación de adoptabilidad a un niño, una niña, a una pareja de dos hombres. Otra incertidumbre eran los tiempos. Uno sabe que es un proyecto que puede darse o no. Puede darse en mucho tiempo o no darse nunca. ¿Cuáles podrían llegar a ser los plazos? Era importante, por el plan y proyectos de vida que uno va desarrollando, lo lindo que tiene la planificación familiar, que en nuestro caso, dependía de factores externos.

¿Cómo fue el primer encuentro con Aylu?

Fue mágico, increíble. Nosotros compartimos desde el primer momento con la familia de tránsito, y fue un momento mágico porque Aylu estaba haciendo estimulación temprana, entre otras cosas, porque no podía fijar la mirada, había nacido muy prematura, con 33 semanas. Cuando la alcé y me puse a cantar una canción (que es la canción que yo le cantaba a mi sobrinito cuando nació) me empezó a mirar fijo y me sostuvo la mirada durante, no sé, los tres minutos que habrá durado la canción. Es una canción muy linda que trata de una niña que llega a la familia. Y creo que se paró el mundo durante esos minutos.

¿Qué dificultades encontraron en el camino de la vinculación en los meses de guarda?

Los meses de guarda fueron muy lindos porque ejercimos esa paternidad y muy duros porque al poquito tiempo le encontraron un cáncer. La llevamos a un control por una infección urinaria y ahí empezó a saltar todo. Mi pareja, Alejandro, es pediatra, y esto logró que muchos turnos se aceleraran. Fue una tremenda ganancia para ella, porque hizo que el tumor no creciera en ese tiempo. Nos ahorramos muchos meses. Fue bastante duro.

¿Cómo incorporan la adopción en lo cotidiano para que la niña tenga información sobre su origen?

Aylu sabe absolutamente todo. Sabe de su familia de origen, sabe de su familia de tránsito que continúa viendo y sabe incluso hasta la enfermedad que tuvo de bebé, porque tiene una cicatriz enorme en la panza. La idea es tomarlo todo natural.. Fuimos contando todo, siempre con un lenguaje acorde a su crecimiento. Pero si, fue algo completamente natural. Mientras Aylu fue creciendo, supimos hablar de los distintos tipos de familia, porque obviamente cuando estaba creciendo fue viendo otras formas de familia y mujeres embarazadas, y familias compuestas por mamá y papá, y compuestas por una mamá sola. De hecho, tiene una amiguita y su mamá es una mujer que no está en pareja. Así que trabajamos y hablamos en el sentido de que no hay algo que “sea natural”, si no que todo es social y todo es igualmente válido, igualmente digno, igualmente respetable y mientras haya amor todas las familias son válidas.

Han adoptado posteriormente a otro niño en otro juzgado. ¿Tuvieron la misma experiencia en el proceso de adopción?

Estamos actualmente con la guarda de nuestro segundo hijo, ya debería salir la sentencia de adopción. Tenemos fecha de audiencia para después de la feria judicial. El proceso no sé si es el mismo. La verdad es que nosotros estamos mucho más cancheros, conocemos un montón sobre el proceso, nos tocó una enfermedad muy fea con Aylu, la pandemia, y creo que ahora es un poco más ágil. Ya sabíamos más o menos como era el paso a paso, antes no teníamos ni idea. Los profesionales te van guiando, uno tiene más experiencia y menos sorpresas. En ambos juzgados tuvimos una experiencia con muchísimo respeto, amor y muy buen acompañamiento. Sentimos mucho cuidado para con ambes niñes.

¿Qué le dirían a alguien que está pensando en adoptar?

Le digo que se anime porque es algo muy lindo, porque la genética no vale nada para mí en cuanto al amor que uno puede dar o recibir. Ese duelo lo tenía hecho desde hace muchos años cuando asumí mi orientación sexual. Sé que hay gente a la que le cuesta más, pero lo cierto es que no, no tiene ningún sentido, todo pasa por el amor. Y respecto al proceso, nadie quiere que te entrevisten, que vengan a tu casa, etcétera, pero tiene que ser entendido desde la lógica de que el Estado tiene que cuidar a un niño o niña que está en una situación de vulnerabilidad. Y no puede haber una irresponsabilidad de dar así no más o de una entrega directa o una entrega pactada o lo que sea. Obviamente que es un embole tener que ir a un montón de entrevistas, visitas, pero es parte del derecho del niño, de la niña y está muy bien que así sea y eso no tiene que ser un obstáculo, tiene que ser visto como algo bueno. Después, en relación a las incertidumbres, sí, están, pero si uno tiene el deseo de ahijar, eso es lo que termina siendo más importante. Todo lo demás es secundario, lo importante es saber si realmente uno tiene ese deseo. Y si lo tiene, la adopción es una forma más de llevarlo a cabo. Todas las formas son igualmente válidas, no hay una mejor que la otra.

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