El Columpio Asesino se despide tras 20 años en escena: “Hemos sido y seguiremos siendo amantes del precipicio”

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Por Emilia Ruiz de Olano

Tras dos décadas de influencia musical de la buena, El Columpio Asesino se despide de los escenarios. Exploramos su legado, hablamos de su presente y repasamos los mejores momentos en esta emotiva entrevista a la líder femenina de la banda navarra.

El Columpio Asesino es una de las bandas más influyentes del pop español. Desde su formación 1999 hasta la actualidad, esta banda oriunda de Pamplona ha sido referente indiscutido de la música alternativa en España, y ahora, su trayectoria ha llegado a su fin, pero a lo largo de todos estos años, su influencia ha traspasado fronteras, ganando una legión de seguidores incluso al otro lado del océano, especialmente en México, donde la banda ha brindado numerosos conciertos.

Sus composiciones abarcan una amplia gama de géneros, desde el kraut rock alemán que ha visto su golden age durante los años sesenta, pasando por el post-punk de finales de los setenta y la música electrónica, hasta llegar a los sonidos más eclécticos de los últimos años. Su marcado sello personal ha hecho de esta banda navarra, un referente único con la capacidad de transitar sin titubeos desde estilos vanguardistas hasta los sonidos más populares. Y sus letras exploran temas de una naturaleza profundamente existencialista, plasmando su visión cruda y poco optimista de la realidad del mundo en el que les ha tocado vivir.

Actualmente se encuentran inmersos en Amarga Baja’, una gira con la que celebran todos los momentos vividos con sus canciones a lo largo de estas dos decadas. Este viaje terminará, como no podía ser de otro modo, en su casa, en Pamplona, pero después seguirán los festivales y la sorpresa final: un concierto muy especial el 9 de noviembre de 2024 en la sala La Riviera de Madrid.

Desde Beba, nos dimos el lujo de conversar con Cristina Martinez: guitarrista, vocalista y cara femenina del grupo:

Debo admitir que la primera vez que escuché una canción de ustedes, pensé que eran de México. De hecho, estaban en una playlist que mezclaba canciones de varios artistas indies de allí. Hoy bien sabemos que el éxito que han tenido en ese país es igual o mayor al que han tenido en España, ¿qué vínculo tienen con Latinoamérica? ¿Cómo lo viven?

Nuestra historia con México viene desde que comenzamos a girar por allí con nuestro primer disco. Fue como un amor a primera vista. La banda logró conectar muy bien con el público mexicano por ese punto surrealista que tienen las letras del Columpio, y formamos algo tan especial con ellos que siempre necesitamos volver.

¿Y cómo ha sido tomar la decisión de hacer una gira despedida solamente por España?

Bueno, cuando tomamos la decisión lo primero que pensamos fue en hacer una despedida con todos nuestros fans aquí, en España, pero por esas salas pequeñas en las que hemos tocado durante toda nuestra carrera. Y nuestro último concierto será dentro de un año en Madrid. La ciudad ha significado mucho para nosotros porque el público madrileño ha sido siempre muy generoso y queríamos corresponder ese cariño de alguna manera. Mientras tanto, hemos pensado en aprovechar el año que nos queda para realizar también una gira de festivales durante el verano. Pero sabemos que el “festival” y la “sala” son conceptos distintos.

Me imagino, la sala brinda otra intimidad…

Exacto. Para las salas nos hemos dado el gusto de hacer un repertorio más extenso, relajado y completo, revisitando todos los discos. Siempre hemos pensado que el concierto perfecto era de una hora pero al tratarse de la despedida lo hemos cambiado para ese fan que tengamos “enfrente”, y ha quedado muy chulo. Con respecto a los festivales, éstos han sido parte muy importante de nuestra carrera y haremos todos los que podamos. Y dentro de toda esta historia, por supuesto que está Latinoamérica. Al publicar el comunicado de que nos disolvíamos, fue tan abrumadora la cantidad de mensajes que nos llegaron de México que nos dio la cabeza una vuelta enorme. Ahora estamos trabajando en armar una pequeña gira por México e incluso incluir otros países, como Argentina, donde estuvimos en una ocasión hace muchísimos años.

Pensaba un poco en esto de regular las emociones que te permiten los shows en una sala. Hay mucho de eso en el espíritu de la banda, como en lo nocturno también. Y esta gira despedida se anuncia como Amarga Baja… ¿ustedes también piensan, como diría la escritora Mariana Enriquez, que bajar es lo peor?

Yo tengo la idea de que todo esto recién empieza a subir, de que es el principio de cierta subida al pico. Los vuelos son un control que se te descontrola, en los que intentas contener la emoción y los sentimientos, y al final es imposible. Como cuando disparas un cohete. Pues estamos un poco así, viviendo todo con mucha intensidad.

Y este despegue, ¿lo piensan desde la propia individualidad o creen que es posible reconstruir algún futuro en conjunto?

Mira, es algo que no nos lo hemos planteado. Simplemente estamos viviendo el ahora, centrados en nuestro presente. Mucha gente nos pregunta: “¿Qué vais a hacer luego?”. Pues, no tenemos ni idea. O sea, con la banda está clarísimo que ya se acabó y ya no tenemos pensado que se vuelva a repetir, de alguna manera es como que lo hemos dado todo en este proyecto. Los dos últimos discos fueron muy agotadores por el nivel de exigencia, nunca hemos querido repetir nada. Nuestra música ha consistido en avanzar, y al hacerlo, dar un paso artístico creativo sin volver atrás. Entonces llegó un punto en el que estaba todo agotado y tampoco teníamos la necesidad imperiosa de seguir creando.

¿Con qué sensaciones les gustaría que se quedarán los fans después de esta despedida?

Pues, sobre todo, con la sensación de satisfacción de haber compartido la vida con nuestra generación. Al final, si toda la gente se ha sentido identificada con lo que hemos expresado en nuestra música, entonces nos queda una experiencia súper gratificante y preciosa porque traspasa todo. Siempre hemos hecho lo que nos gustaba a nosotros y, con ese sentimiento, pensábamos que iba a gustar a todo el mundo; hemos tenido la suerte de que haya sido así, entonces nos vamos muy felices. Por eso queremos hacer una gira extensa para que todo el mundo se quede a gusto y el que quiera repetir la experiencia, lo pueda hacer. Y si se quiere volver loco, también, porque nosotros nos estamos volviendo locos. En los conciertos se genera un montón de energía entre nosotros y la gente, y eso crea algo muy bonito.

Quizás me interesa quedarme más con esta intimidad del sentimiento. En ese sentido, ¿qué significa para ustedes ser amantes?

Bueno, es que realmente somos amantes apasionados de transmitir y compartir experiencias, sensaciones y sentimientos fuertes. Hemos sido y seguiremos siendo amantes del precipicio, del riesgo, de lo nuevo.

Algo que estuve leyendo en otras entrevistas que dieron, es que no están pudiendo entender a la escena actual…

Nosotros nos hemos ido haciendo mayores y el relevo es normal y tiene que ser así. Además nos hemos sentido algo así como una influencia para muchos músicos en cuanto a nuestro estilo, y creemos que pues, que hemos dejado un legado al que mucha gente puede acudir y de hecho, nos lo hacen saber. En ese sentido nos quedamos muy contentos de que ya hemos aportado a la música, y evidentemente todo cambia… los estilos, la escena, los artistas. Lo que sí noto es que teníamos unas preocupaciones y una manera de expresarnos que hoy en día no las vemos tan reflejadas. Por lo menos yo pienso que es todo un poco más superficial, más light, ¿sabes? En el Columpio hemos tratado de expresar nuestra lectura de la vida y eso nos ha llevado a profundizar en temas, metáforas, en buscar el doble sentido. Yo veo que la gente, pues, ya no se complica tanto la vida, pero bueno… la vida ha cambiado tanto. Hace unos días he estado escuchando alguna entrevista que hemos dado y digo: “Madre mía, si parecemos abuelos cebolletas aquí”.

Puedo asegurar que hoy en día “Toro” suena en todas las fiestas a las que voy, capaz los más jóvenes no pueden ponerle cara, pero la canción igual suena.

Fíjate qué maravilla a nivel legado. Mi sobrina de 20 años me manda vídeos y dice: “Mira tía, en todas las fiestas suena Toro«. Es un orgullo tremendo. Por eso estamos como muy contentos de haber llegado hasta este punto. Creo que se ha podido malinterpretar esa pequeña crítica a la música actual, simplemente porque nosotros ya tenemos 50 años y no cabe duda de que los que están empezando tienen que arrear y tienen que hacer el relevo. Tampoco vamos a estar nosotros aquí con 80 años tocando “Toro”. Este es el momento perfecto para decir “adiós” y quedarnos con este recuerdo tan maravilloso.

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