El reggaetón también es de las pibas

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Por Juana Giaimo
Foto: Rocio Frigerio

Me acuerdo cómo me sorprendí cuando descubrí el video de “Casi nada” de Karol G en el 2016. Era una mujer haciendo reggaetón y, en ese entonces, prácticamente no había ninguna y, si había, era muy difícil de encontrarlas. “Casi nada” es una canción de separación con un ritmo alegre, en la que le dice a su pareja “lo nuestro ya pasó” y deja en claro que no quiere volver con él. Me acuerdo que no tenía muchos vistos, comparado a otros videos de reggaetón, y en el momento pensé que nunca llegaría a tener tanta fama como los hombres del género. Pero las cosas cambiaron: hoy Karol G es una de las artistas principales del reggaeton, sus videos llegan a los 500 millones de vistos y ya colaboró con otras estrellas como Maluma, Bad Bunny y Tini.

En los 2000, la vieja escuela del reggaetón era dominada por hombres: Tego Calderón, Daddy Yankee, Don Omar, Wisin y Yandel, etcétera. ¿Y las mujeres? Claro que existían: entre ellas está Ivy Queen, que con “Yo quiero bailar” consiguió un poco de fama, o Glory, que hizo los coros en “Gasolina” de Daddy Yankee. Pero en general, eran totalmente ignoradas, utilizadas al capricho de los hombres. Era inesperable que en solo unos pocos años, las mujeres invadieran la escena tanto del mainstream como del under.

El reggaetón sigue siendo la música que les adolescentes y jóvenes escuchan no solo en los boliches sino en todo momento. Es hora de dejar de encasillarlo en un sólo posible escenario, porque no hay nada de malo en querer escuchar reggaetón estando sole en el cuarto. Probablemente sea por el ritmo contagioso junto a las melodías y rapeos rápidos que ayudan a liberar y despertar el cuerpo. Las letras se relacionan generalmente con el sexo, la atracción física, las fiestas y la diversión. Por esta razón, resulta importante que hoy las mujeres finalmente aparezcan en la escena y empiecen a poner sus reglas.

Por un lado, ellas hacen visible una problemática social que cada día se hace más urgente: el goce femenino. En “Sin pijama”, Becky G y Natti Natasha cantan “no traje pijama porque no me dio la gana”, enfatizando que fue una decisión propia y no porque alguien les dijo. Entre la voz rasposa de Becky y el rapeo potente de Natti, hacen una canción explosiva en donde se olvidan de la culpa y prefieren explorar su propia sensualidad. Chocolate Remix, una artista que define su música como “lesbian reggaeton”, se propone darle una lección al patriarcado en “Lo que las mujeres quieren” mientras que en “Bien bow” festeja la diversidad sexual, en un rap que dice: “no vas a enseñarme a mí cómo es que se goza, si la vida es maravillosa cuando las nenas nos ponemos cariñosas”.

Cuando las mujeres hacen música, aparece el consentimiento, algo que los hombres prefieren olvidarse. Para la canción “Soy mía”, Natti Natasha llamó a Kany García para producir la canción (sí, ¡las mujeres también pueden ser productoras!) y en la letra enfatizan la importancia de tener ganas de estar con alguien: “y tú podrías conquistarme sólo si te dejo, y llegar a desnudarme si yo digo: ‘quiero’”. En “Downtown”, Anitta explora junto a J. Balvin una de las temáticas que todavía es tabú en la sociedad actual: el sexo oral practicado a la mujer. Juntos forman un diálogo en donde el placer se construye en un ida y vuelta en el que el hombre escucha a los deseos de ella para satisfacerla.

No hay lugar para la nostalgia en el reggaetón, y el desamor viene acompañado, en cambio, de la compañía de buenas amigas. En “Ahora me llama”, una canción acerca de un ex amante bastante insistente, Karol G lo deja de lado y le dice: “ahora solo quiero salir con mi propio squad. Es porque la noche es mía, la voy a disfrutar sin tu compañía”. En “Celoso”, Lele Pons se cansa de su novio controlador y le dice: “a mí no me llames a la cinco de la mañana porque de seguro ando de rumba con mi hermana” mientras que Natti Natasha y Thalía también tienen que sufrir el control del hombre y, ya hartas, le dicen: “si te hace feliz saber que estuve con otro, vamos a decir que sí”. En todas se repite una misma estructura en la que la mujer tiene que poner los límites a un hombre que quiere controlarla.

La cordobesa Ms. Nina pertenece al género que hoy se conoce como neoperreo, y sus letras resaltan la importancia de tener una imagen positiva del cuerpo y de disfrutar el baile. Así, en “Reinas”, canta “todas somos reinas, no importa de donde vengas, baila con nosotras” y en “Pastillas”, “dale, gordita, baila, no seas tímida, la vida es corta, no está perdida”. De esta forma, su música es una respuesta a la cosificación de los hombres que imponen cuerpos hegemónicos cuando no hay que tener un talle para bailar ni para ser atractive.

Ante este panorama, ¿qué hacen los hombres? Si bien hoy las letras sexistas ya no pasan desapercibidas, siguen apareciendo. En “Bella y sensual” de Romeo Santos, Daddy Yankee canta “conviértete en mi rusa/ ponteme media Putin”, haciendo un juego de palabras entre el presidente de Rusia y el apelativo “puta”. Más sorprendente resulta que Arcángel en su último disco cante con total tranquilidad: “yo no beso putas, yo las escupo”. Otros, se hacen los feministos, como Maluma que luego de varias acusaciones de machismo, intentó redimirse en el remix de “Mala mía”, junto a Becky G y Anitta. A pesar de la hipocresía de la canción, sí salvo la parte de Becky G siendo abierta sobre su bisexualidad y a Anitta poniendo las cartas sobre la mesa: “algunos no entienden eso; que las mujeres tengamos sexo tan libres como los hombres”. Realmente resulta increíble que la sociedad todavía hoy no entienda eso que parece tan simple de comprender.

Foto: Yamila Ape

El hecho de que las mujeres disfruten y exploren sus propios cuerpos es un gran logro del feminismo. Las dance crews muestran que mediante el baile, nos podemos expresar. F.L.O.W Altas Wachas es un grupo de cinco mujeres que hacen y dan clases de twerking en Buenos Aires. El proyecto tuvo tanto éxito que crearon una escuela y, de estas clases, salió la Faw Crew, un grupo de trece bailarines que se presentan en diferentes eventos como la fiesta Remeneo. Para todas aquellas que alguna vez nos sentimos intimidadas y avergonzadas de nuestro cuerpo, aprender a disfrutar de movernos al ritmo de la música es un gran paso para descubrirnos a nosotras mismas. Además, ellas muestran que el baile va más allá de las fiestas y que puede ser también una ocasión para agruparnos y estar juntas.

El año pasado, Daddy Yankee llamó a Natti Natasha y Becky G para el remix de “Dura”, uno de los mayores hits del 2018. “¡Cuidado! Las mujeres tienen poder”, cantan ambas como si le estuvieran advirtiendo al mismo rey del reggaetón que ya no estamos en los 2000. Pero a pesar de todos estos cambios, se sigue creyendo que es un género inherentemente misógino. Claro que llegar a ser mujer famosa implica tener ciertos estándares de belleza hegemónica, pero me resulta inexplicable cómo un ritmo musical puede ser misógino. Ya es hora de dejar de condenar al reggaetón como un género cosificador solamente porque trate la sexualidad, sino que justamente esta temática en boca de mujeres cambia las dinámicas. Lo que pasó fue que, desde sus principios, estuvo liderado por hombres que incentivaron un lenguaje violento hacia las mujeres, pero las letras machistas de a poco quedan atrás gracias a las voces femeninas que se alzan para marcar nuevas reglas.

 

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