Eso que vino después, fue un flash

Fondo Documental Marcela Soldavini La Rompe Coches

Por Martina Dubini
Fotografía por Archivo de la Memoria Trans (Portada: Fondo Documental Marcela Soldavini La Rompe Coche)

Conversamos con María Belén Correa, activista trans y fundadora del Archivo de la Memoria Trans, acerca de la misión del proyecto en el marco de la muestra “Son tus ojos” en el Centro Cultural Español de Buenos Aires.

Hay una foto. Un flash. La bañera se ilumina. Alguien corre la cortina blanca, como si lo hubiesen llamado. Se asoma, pero solo se ven partes: un poco del cuello, el hombro, el pecho. La cara queda oculta. Todo es piel y gotitas de agua que estallan contra el flash y rodean lunares. O casi todo es piel. O casi todo son gotitas. Algo más brilla. Ahí en la mano izquierda que sostiene la cortina, hay un anillo dorado.

La fotografía aparece en la sección Vidas cotidianas del Archivo de la Memoria Trans (AMT). Fue sacada en 2002 por Melina Montaño. En el apartado “Observaciones de contenido» se describe: “Daniel Busato durante una temporada en Mar del Plata. Está usando una de las alianzas que compraron junto con Paola Melián, Brigitte Gorosito y María Belén Correa, para tener todes la misma.”

“Es la que tengo acá, ¿ves?”, dice María Belén Correa y señala su dedo anular. “Está pegada a la de mi matrimonio. En realidad hay dos anillos en la foto, uno es esta alianza y el otro se lo regalé a Daniel para su cumpleaños”.

Fondo Documental María Belén Correa

María Belén está sentada en la sala de exposiciones del nuevo Espacio AMT ubicado en el barrio porteño de Belgrano. Hace tres días llegó de Hannover, la ciudad alemana en la que vive junto a su marido y sus perros desde 2009. Detrás de ella está colgado uno de los cuadros de la artista visual Valentina Quintero que participó de la inauguración del lugar con su muestra Chicos confundidos y yo. “Fuimos hechas de cemento por nuestras ancestras. Les va a costar mucho borrarnos», dijo la artista mendocina esa noche.

“Acá también tengo estos dos anillos, eran de Pía [Baudracco]”, comenta la fundadora del Archivo de la Memoria Trans mientras revisa sus manos. “Este otro era de la abuela de mi marido, y este de Brigitte [Gorosito]. De los cuatro que teníamos la alianza la única que murió es ella, el resto no sé si los seguirán usando, tendría que preguntarles”.

Hay cuatro anillos. Una foto. La sacaron en Mar del Plata en 2002. Mientras la alianza de Daniel Busato es apuntada por la cámara de Paola Melián, otra idéntica viaja en la mano de María Belén Correa. Es una mano que arma y desarma valijas, abre y cierra las puertas de los tribunales de Nueva York en busca de asilo político.

Fondo Documental Vanesa Sander

La activista realiza este pedido desde su huida en 2001 tras recibir reiteradas amenazas debido a su creciente visibilización en medios de comunicación y a su rol como cofundadora de la Asociación Travesti Trans Argentina (ATTA). El reclamo fue atendido por la Corte de Inmigración de dicha ciudad en 2004. “Yo fui la única que se fue, el resto se quedó acá”, explica Maria Belén.

Los años de exilio terminan en 2008. A partir de ese momento, empieza un periodo migrante que la lleva hasta Alemania. En esas coordenadas comienza a gestarse el Archivo de la Memoria Tras, un espacio que nace a través de fotografías compartidas en un grupo cerrado de Facebook. “Ninguno de los que estaban en Argentina podía reflexionar sobre el pasado. Todo el activismo estaba centrado en el futuro, en la búsqueda de maneras de actuar. En cambio, yo podía pensar en lo que había sucedido, y en la tarea de registrarlo, debido a que estaba lejos”, cuenta.

Con los años, ese refugio desbordó el espacio virtual. Hoy es un acervo de más de 15.000 documentos que se hace presente en espacios culturales y permite reconstruir una memoria forzosamente discontinua.

Fondo Documental Cinthia Aguilar

Siliconas dentro y fuera de las revistas

“Lo que quiero que ustedes entiendan es esto: nosotras para la ley, éramos delincuentes, ¿con quién te tenías que juntar? Los delincuentes. ¿Quién te apoyaba? Los delincuentes. ¿A quién recurrías? A los delincuentes”. La cita aparece en el libro Nuestros códigos publicado en 2023 por Editorial AMT. Se trata de un relato polifónico que rescata todo lo que encuentra: velas de cumpleaños, plumas caídas de trajes de carnaval, noches de insomnio en comisarías.

Dentro de la publicación se encuentran documentos orales y gráficos que demuestran los abusos de poder ejercidos por parte de la Policía durante las décadas de los 80 y los 90. Estas acciones estaban amparadas en el Reglamento de Procedimientos Contravencionales y Edictos Policiales, una normativa elaborada por los propios miembros de las fuerzas de seguridad.

Fondo Documental Pamela Rodriguez

De acuerdo con el artículo 2, los efectivos podían arrestrar a “los que se exhibieren en la vía pública con ropas del sexo contrario” y “las personas de uno u otro sexo que públicamente incitaren o se ofrecieren al acto carnal”. Pero la Policía no era la única que dictaba destinos sobre los cuerpos trans travestis.

Hay una mesa con fragmentos de revistas y diarios. Está en la exposición Son tus ojos ubicada en el Centro Cultural Español de Buenos Aires (CCEBA). En la mesa hay preguntas: “¿Mujer o no mujer?”, “¿Hector o Claudia?”. También conclusiones: “Los travestis son más vivos que cualquiera”. Y recomendaciones: “Senos perfectos ¿cómo lograrlos?”. Todos títulos guiados por una curiosidad casi obsesiva: “Un mundo de siliconas, sexo furtivo, karate y delirios. En la Panamericana se comunican con walkie-talkie. Arreglate los senos en Rosario. Operación completa en Chile: u$a 6000. Noche de amor 200 australes ‘con todos los chiches’. Qué teme, qué sienten, qué opinan, cómo se las rebuscan los travestis. Por qué algunos optan por el suicidio. Los conflictos post- operatorios. Y todo lo que usted desearía conocer acerca de este tema tapado por la moral hipócrita”.

Fondo Documental Claudia Pia Baudracco

“En esos recortes periodísticos se muestra cómo se nos veía y qué se contaba sobre nosotros”, comenta María Belén, co-curadora de la exposición. “En particular, los medios creaban cierta ilusión respecto a los resultados de quienes se habían hecho las tetas. Se producía todo un halo de fantasía sobre nuestra marginalidad”.

Alrededor de esa mesa, están las fotografías sacadas por la cámara 35mm de Pía Baudracco. Es un registro de los cuerpos de sus compañeras, de cómo cambiaban con el uso de la silicona líquida, un catálogo abierto que da cuenta de las intervenciones que ella misma realizaba en la clandestinidad. “Esta exposición rompe con todos los paradigmas que teníamos dentro del Archivo ya que siempre hacíamos temáticas como ‘vida cotidiana’ o ‘carnaval’ que eran acompañados por otra estética. Esta vez decidimos tocar un área bastante prohibida y silenciada por la misma comunidad. Estuvimos mucho tiempo buscando de qué forma contar esto debido a que involucra la vida de una activista como Pía en el contexto particular de los 80 y 90”, señala María Belén.

La exposición devela una de las marcas de época de esos años: el costo silencioso de las intervenciones estéticas. Un imperativo que estuvo signado por la precariedad de las condiciones en las que estas operaciones se desarrollaban y la desinformación respecto a los efectos a largo plazo de los materiales utilizados. “A partir de la aplicación, tenías un riesgo de muerte entre las primeras 24 y 48 horas. Si sobrevivías, tenías que vivir con las consecuencias del producto, como la descalcificación que sufrió Silvina Luna”, indica la fundadora del AMT, y luego añade: “Esto se vincula al hecho de que las personas trans tengan muertes prematuras, no solo a causa de los asesinatos, sino por la falta de acceso a la salud”.

Fondo Documental Vanesa Sander

Los estereotipos fueron más crueles en aquellos cuerpos que no tenían el dinero suficiente para llevar a cabo estas intervenciones en lugares especializados. Entonces el criterio de selección era la confianza: Pía Baudracco era la elegida por sus compañeras. Ella sabía de la ilegalidad de sus prácticas, por lo que decidió quemar sus fotografías. Pero los negativos sobrevivieron. La muestra Son tus ojos, que estará hasta el 15 de mayo, los rescata para decir: esto pasó, esto dijeron de nosotres, ya no lo queremos y por eso no lo vamos a olvidar. En el libro Nuestros Códigos hay velas de cumpleaños, siliconas, risas y también confesiones: “Creo que de todas maneras, yo fui bendecida…Porque estoy viva. Muchas de las chicas no están vivas”.

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