Con el corazón en la mano: Lauti Cura nos habla del amor en Gran Turismo, el último disco de Isla de Caras

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Por Sofía I. Motti
Fotografía por Agos Almada

El líder de la banda argentina nos cuenta cómo es tener al amor como eje de los procesos creativos.

El próximo 4 de agosto Isla de Caras, el proyecto musical indie-pop argentino liderado por Lautaro Cura, presenta su último lanzamiento, Gran Turismo, en Vorterix. Compuesto por 11 tracks que salieron a la luz por primera vez el pasado 7 de julio, se aúna por una psicodelia sintética musical que caracteriza a la banda, y también por hablar de cómo se rompe un corazón. Conversamos con Lautaro sobre la vulnerabilidad propia del desamor como una inspiración puesta en primer plano, más allá de cualquier mandato de masculinidad.

Hace ya dos discos, Chango (2018) y Una Caricia (2021), el amor aparece como el tópico principal en las canciones de Isla de Caras. ¿Podríamos decir que es una fuente de inspiración? ¿Qué cambia, en relación con este sentir, en Gran Turismo?

Lauti Cura: Creo que el amor es el tema que más me obsesiona, artísticamente hablando. Hubo diferentes versiones del amor en Chango, en Una Caricia y en Gran Turismo, eso está clarísimo. Al mismo tiempo, corresponder las ideas de las canciones con el plano de lo real, y asociarlas con personas reales, siempre es una tentación latente. Pero siento que no sería responsable de mi parte asociar esas canciones a momentos específicos de mi vida. De hecho, muchas veces no sé qué es lo que estoy escribiendo y termino entendiendo las canciones una vez que salen. A veces me suceden elipsis temporales rarísimas. Cuando escribí “Mi droga favorita”, hace dos años, estaba en la antesala de una relación que ni siquiera tenía esa problemática, pero sí la tuvo dos años después, y en el momento en el que salió, parecía describir a la perfección mi momento emocional, y para mí era una forrada que pasara de esa manera. No entendía cómo había pasado algo que yo escribí dos años antes sin entender bien qué estaba diciendo. Tuve una charla hace poco con Delfi Campos donde me decía que estaba tratando de encontrar el tema de una canción, entender de qué hablaba lo que estaba componiendo, le apasionaba que hable de algo específico y yo le dije: “Relajate y entregate a la parte de vos que no tiene que ver necesariamente con el lenguaje y con lo racional, y abrite a la parte más mágica de vos en el sentido literal de lo desconocido’, o sea, dejá que el aspecto desconocido de tu cerebro haga el resto del trabajo porque probablemente te lleves una sorpresa y eso termine siendo un regalo que te haces a vos misma el día de mañana, viste.

Es decir, pensar el entregarse a ese subconsciente como una manera de autodescubrirse.

L.C: Cien por ciento una forma de autodescubrirte y de no controlar tanto el trabajo, ni asociarlo a hechos concretos de la vida, aunque sea una tentación gigante. Imaginate si Gran Turismo fuera un disco un poquito más enojado, lo fácil que sería para mí asociar todas las canciones a cierta historia, pero sería poco prudente de mi parte pensar que fue así y que no es simplemente un ejercicio artístico.

Además, sería darle poco valor al real proceso creativo que hay detrás, ¿no?

L.C: Total. Laburo con la intuición y con una voz secreta que no habla ni siquiera en mi lenguaje, habla más con el sentimiento. Trato de que salga de un lugar íntimo de mí, del que ni siquiera estoy tan seguro, ni que conozco completamente.

¿Y sentís que el desamor también es una inspiración?

L.C: Yo creo que es imposible desligar al amor del desamor. El mundo tiene formas misteriosas y silenciosas de hablarnos de temas que no se tocan entre sí, pero que se pliegan y cruzan todo el tiempo. Siento que tengo una manera de interpretar el desamor más divertida a la hora de escribir, me parece que es el diferencial entre Una Caricia y Gran Turismo. En Una Caricia yo todavía estaba apenado y abandonando algo que me había hecho muy feliz y ya no podía sostener; quería pronunciarme sobre eso de una manera madura y agridulce pero también haciendo consciente las dos partes. Era un disco que hablaba todo el tiempo de la dualidad, de lo masculino y femenino. Por otro lado, Gran Turismo fue la excusa perfecta para reirme de lo triste que estaba, me divertí mucho haciendo las letras, para mí era un ejercicio necesario de sanación. Proyectar ciertos sentimientos que sí eran de mi vida real en algunas leyendas un poco más exageradas e hiperbólicas, para sanar de vuelta. Escribir es lo que más me divierte, me apaga la angustia existencial. Las palabras son lo que más me gusta en el mundo, y al mismo tiempo siento que son lo que más nos condiciona a la hora de relacionarnos entre nosotros. El lenguaje es una oportunidad para crear nuevos sentimientos, o nuevas emociones, pero también es una oportunidad tremenda para dejar de comunicarnos.

Entonces lo lúdico, la diversión, aparecen como fundamentales a la hora de componer musicalmente también, ¿no?

L.C: Fue el disco que finalmente hicimos como banda después de que Isla se lograra afianzar como un proyecto de 5 personas. Somos nuestro grupo de amigos. Yo era un niño más solitario, esta oportunidad me llegó 25 años después y me parece hermoso estar viviéndola. Qué sea vivido con tu grupo de amigos es como juntarse a ser niños de nuevo.

También el poder compartir, el poder ver este subconsciente traducido a una comprensión musical a partir de los chicos, como un entendimiento muy íntimo, intrínseco entre ustedes.

L.C: Tal cual, la famosa sinergia. Hay un universo de posibilidades de resignificación cuando dos personas se juntan a hacer algo, a amarse o a crear lo que sea, que es espectacular. En ese sentido creo que el crecimiento más marcado entre los discos anteriores y este, fue el tener una gran pluralidad y una clara redistribución de la responsabilidad creativa para dar con un todo mega CRISÓLICO. Es un disco mucho más lúdico en ese sentido. Nos cagamos de risa haciéndolo. Teníamos 4 o 5 canciones, las otras 6 fueron creadas sobre la marcha. Al principio pensé algunas que eran -más que nada- ejercicios de composición que no quedaban en nada, como “Trampas”, y los pibes me dijeron ‘’¡por favor, hagámoslo!’’ y quizás si no tenían esa mirada, capaz el disco perdía su focus track.

¿Por qué pensás que “Trampas” tiene ese lugar en el disco?

L.C: A mí “Trampas” se me hacía un poco cliché porque no era una canción misteriosa, era más como un rocanrol básico. Nunca sospeché de que el proyecto podría estar cerca de ese lugar, pero finalmente lo avanzamos y terminó siendo un tema que hoy se figura como mi favorito del disco. Le está yendo bárbaro, es el que más escuchas tiene. Y eso siento que se acerca un poco más al imaginario popular, es un poco más cantable y te lo acordás.

Es un himno sobre el hartazgo con un amor

L.C: Sí, re. “Trampas” es ese punto límite. De hecho, fue la última canción en ser compuesta. Funciona medio como un tapón, como un hasta acá, cerré la botella y la tiré al mar.

¿Sentís que te cuesta encontrar la beta para poder hablar del amor en una industria que dijo que ese era el lugar de las mujeres?

L.C: Me encanta la pregunta, pero en mi caso particular te tengo que contestar con honestidad, no pienso en el afuera cuando escribo. A mí nunca me dio vergüenza escribir sobre el desamor y el rechazo, al contrario; termina siendo un lugar medio fácil para mi y si tengo que hacer una crítica es que debería animarme a escribir más sobre cosas felices. Es atractivo escribir desde ese lugar.

¿Qué artistas mujeres te han marcado?

L.C: Crecí escuchando pop, mi primer disco fue Mi Reflejo, de Christina Aguilera. Vanessa Zamora es una artista contemporánea que me gusta muchísimo, me parece completísima. Tuvimos el placer de hacer “Idiota” juntos, tiene unas canciones escritas desde el oficio, y me encanta. Acá en Argentina Zoe Gotusso entra a un lugar y lo hace brillar.

En contraposición a esa idea de la mujer artista, el hombre, el músico, se asocia a alguien que rompe corazones, que es un sex symbol ¿Creés que esta figura es una expectativa que la industria pone en vos? ¿Te sentís obligado a cumplir con ese ideal?

L.C: Me divertiría si fuese así, pero creo que nadie espera nada de mí, y creo que yo tampoco espero nada de mí. Estoy en un momento en el que trato de divertirme y reírme de todo, porque llegué al punto de no entender nada sobre ningún tema. Cuando pienso que entiendo algo lo dejo de entender al toque.

¿Y hay alguna letra de Gran Turismo que defina algo hoy muy importante tanto para vos como para la banda?

L.C: Si, tengo dos. La primera de ellas es del tema «Discoteca», y dice: «Estás buscando un libro y esto es una discoteca», donde quizás intentamos reflejar que deberíamos tomarnos menos en serio y disfrutar más el momento. La otra habla del buen momento que está viviendo la banda y la oportunidad de poder irnos de gira. Está en nuestros planes visitar México, Perú, Chile, y Colombia de nuevo. Y teniendo en cuenta que nuestro último disco Gran Turismo habla sobre el desamor, una de las líneas más significativas sería: ‘’Y si canto en todo el continente, y no me hace llegar hasta vos, llamarás por mí’’, (de Trampas).

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