Llenen los antros: el under que sostienen las pibas

Under x Tati_Portada

Por Leticia Arieta
Fotografía Agostina Almada y Tatiana Ierace

Moscú, El Emergente y Estomba, se llenan semanalmente de pibes y pibas buscando música nueva que se relacione con sus vivencias. Durante el crecimiento de esta nueva escena, más músicas surgen como frontwomans de sus bandas y más pibas van al frente del pogo reclamando el espacio que siempre se les negó.

Durante los últimos días del verano, leí un libro que tenía hace tiempo en mi lista de pendientes: Meet Me in the Bathroom. En este texto de 600 y tantas páginas, Lizzy Goodman realiza –con más de 200 entrevistas originales– una reconstrucción de la escena del rock neoyorkino que renació a finales de los 90. Un trabajo periodístico inigualable, que, desde su lanzamiento, recibió los elogios de la crítica e incluso, un documental en la gran pantalla.

Al avanzar mi lectura, una parte de mí –delirante y autorreferencial– no pudo evitar pensar en la escena argentina actual. Nunca estuve en Nueva York, por lo que si nombraban al Mercury Lounge, yo me imaginaba Moscú; o, si hablaban de Brooklyn, en mi mente se hacía presente Palermo. De la misma manera, me preguntaba si quizás ya había visto a los próximos Strokes o si la siguiente Karen O estaba entre mis seguidos de Instagram.

Con la última ola feminista que tomó las calles en 2018 y pidió la legalización del aborto, se destapó la olla en muchos rubros, y la música no fue excepción. Escraches a músicos reconocidos, reclamos de las técnicas detrás de shows y una ley de cupo de mujeres en festivales fueron tan solo un impulso para lo que vemos hoy. El Club Audiovisual, Dum Chica, Kill Flora y Nenagenix son tan solo una parte del engranaje de la nueva música alternativa argentina.

Esta nueva generación de bandas comenzó a tomar forma durante la pandemia del 2020 –no había nada que hacer, pero sí mucho que pensar y expresar–, creció en 2021 con la eliminación de restricciones y pegó un gran salto en 2022, con la apertura total de los venues de la ciudad de Buenos Aires. Al respecto, ocho músicas parte de bandas emergentes, nos contaron el proceso de hacer música durante la pandemia, ser mujer en la industria y hacia dónde creen que va la escena argentina actual.

Juana Gallardo (Dum Chica), Ana Julia González (Kill Flora), Lucía Szellner (Kill Flora) y Lucila Storino (Dum Chica)

Juana Gallardo (Dum Chica): La pandemia dio dos posibilidades re piolas, una capaz más triste que la otra. Al estar tan encerrade en tu casa, tenías mucha capacidad de crear. Estabas sola con vos misma y tenías que hacer algo porque si no te volvías loca. Otra cosa, que se re ve en el público, es que hay mucho agite. Se cagan a piñas y creo que eso viene un poco del encierro; de no haber salido por tanto tiempo y que sea todo tan plomo hasta ahora.

Martina Sampietro (Nenagenix): A nosotros se nos dio que estábamos haciendo nuestro primer EP en plena pandemia. Teníamos que tener un justificativo para viajar, pero nunca se nos cruzó por la cabeza la posibilidad de dejar el proyecto. Creo que la mentalidad de estar encerrades –sin querer ponerme muy existencialista– puso en otro plano la vida y cómo la vemos. Nos animamos a tomar más riesgos, que tal vez antes no los hubiésemos tomado.

Las bandas emergentes son, en su mayoría, autogestivas. ¿Qué ventajas y desventajas trae la autogestión?

Lucila Storino (Dum Chica): Yo creo que mientras que vas creciendo, todo tiene más ventajas y desventajas. La ventaja de la autogestión es esto, las decisiones y tener ese paso adelante frente a algunas cosas, pero cuando empezás a crecer hay cosas que son difíciles de hacer solo.

Ana Julia González (Kill Flora): Sí, a mí me pasó que, cuando empezamos, yo me la pasaba todo el día mandando mensajes a lugares y esperando a que me respondan; mi bandeja de Instagram era tipo “hola hola hola hola hola hola hola hola” y eso nos llevaba un montón de tiempo y energía. Al final terminaba estando horas del día con Instagram porque me estoy fijando cosas de la banda, qué hay que hacer o si me respondió tal…

Delfina Gel (El Club Audiovisual): Con los chicos de mi banda, jodemos todo el tiempo con que la banda es como una PYME, ¿no? Hacemos nuestros propios videos y portadas con amigos, y qué sé yo, es como un espíritu DIY. Quizás la banda va creciendo y logra tener oportunidades de, por ejemplo, que financien un disco o un video. Yo me imagino que, si eso pasa, igual vamos a llamar a nuestros amigos para que trabajen con nosotros porque queremos que puedan ser parte del proyecto. Creo que no por tener el capital, una inversión o una ayuda extra, deja de ser autogestivo. Ese espíritu DIY, de lo colectivo y de ayudarse puede seguir estando ahí.

Delfina Gel (El Club Audiovisual), Fotografía x @matiguido (Instagram) 

Grabar música profesionalmente es, probablemente, la parte más cara de todo el proceso y sin dudas, también la más esencial. Todo esto sin contar la posibilidad de tener que contratar un productor o músicos sesionistas, la distribución de la canción, entre otros condimentos que lo terminan haciendo inaccesible en algunos casos.

Juana Gallardo: Es muy interesante lo que decís porque hacerlo bien, es muy caro. Yo en pandemia pensaba: “Qué giles, ¿por qué no sacan música?”. Incluso grabé un EP, que está en Spotify. Qué vergüenza, lo grabé con audios de WhatsApp y lo pasé al FL Studio. Lo mezclé, se lo mandé a un chabón y le dije “Che, ¿podés hacer algo con esto?”. Me dijo que me lo hacía de onda, ¡y lo saqué! Yo estaba re orgullosa, me sentía una música consagrada. Después cuando arrancamos a tocar con los pibes y fuimos a grabar a Unísono y todo, fue como “Ah, se necesita todo esto para grabar”.

Fiestas, centros culturales, fotógrafos y expositores se encargan de hacer su parte para hacer crecer la movida y enriquecer las propuestas culturales. Incluso surgieron publicaciones como Interzine, de la periodista y productora María Road –conocida en redes como Mery the Roadie–, que busca generar contenido de estos artistas emergentes y generar una agenda cultural alternativa, incluso por fuera del AMBA.

Ana Julia González y Lucía Szellner (Kill Flora)

Martina Sampietro: El músico sólo puede hacer hasta cierto punto, después necesita de una audiencia y medios que lo ayuden a compartir. Todo lo que está pasando ahora se sostiene por esta gente, son quienes le pusieron cara a todo lo que estaba pasando. Todo está siendo documentado y esto sí me parece que es algo que no pasaba tanto antes.

Lucía Szellner (Kill Flora): Lo ves también en los flyers, porque no tocan solo tres bandas y ya está… Tenés las tres bandas y 10 expositores, uno que hace tatuajes, una que tira las cartas. Entonces sabes que una banda, muy probablemente, te diga que sí y los expositores también, es medio obvio en realidad pero es eso, una comunidad.

Martina Sampietro (Nenagenix), Fotografía x @nastychinchilla (Instagram) – Ignacio Chinchilla

Hay una noción generalizada, en generaciones mayores, de que el rock y la música en general murieron. ¿Qué opinión les merecen estos dichos, especialmente considerando el surgimiento de tantas bandas como las suyas?

Juana Gallardo: Hay 12 notas, ¡la música ya está muerta! No tenemos tantas combinaciones como se cree, melódicamente estamos todos en la B desde el 1500. Un montón de gente dice también que se hizo todo, pero la realidad es que la música es interpretación, es más un cómo del intérprete. Nosotros somos más melódicos, pero hay gente del palo de la UNTREF que es increíble, es muy conceptual o raro, entonces es imposible decir que la música está muerta. Está re muerta y al mismo tiempo no.

Victoria De Biasio (Nenagenix): Me pasó que el otro día enganchamos en la tele una película sobre el rock nacional de los 60, 70, 80, y mis papás decían “esto era música, lo que hay ahora es un desastre” y es tipo: ¿Se ponen a buscar qué más hay además del Top 40 de Spotify? Hay música nueva y buena. Tal vez la música más pegada no es el estilo que te gusta a vos, pero es lo que a alguien más le gusta y por eso se pegó. Hay un montón de ondas nuevas, si vos te pones a buscar seguramente encuentres algo que te guste. Es re tonto pensar que la música murió porque no hay una banda como Pink Floyd hoy en día, gracias a Dios.

Martina Sampietro: Creo que el problema más grande es el monopolio de la música: las empresas que la distribuyen, la forma de distribuirla y de hacerla generar ingresos. Tal vez dejó de ser genuina porque nos la tiran en la cara, nos la hacen regurgitar y tragarla otra vez, pero también está más viva que nunca porque nunca hubo tanta exploración entre géneros y tanta mezcla. Se puede decir que es como un zombie la música ahora, no sé si estaba muerta, capaz está buscando ahí su vida de nuevo.

Lucila Storino: Siento que las generaciones viejas tienen que aprender a ceder el lugar. Es así, hay que aprender a dar. Están pasando otras cosas, ya está papito.

Juana Gallardo y Lucila Storino (Dum Chica)

En febrero del 2023, la Escuela de Comunicación y Periodismo Annenberg de la USC lanzó un informe en conjunto con Spotify: “Inclusion in the Recording Studio?”. Con los datos compilados –de más de 1100 canciones populares y premiaciones a lo largo del periodo de 2012 a 2022– se pudo ver de manera clara la desigualdad de género en la música. Cada 2,3 hombres en el Billboard Hot 100, hay tan solo una mujer, y solamente un 0,6% de los artistas en el chart se identificaban como personas no binarias. Además, un porcentaje menor al 1% de las canciones tomadas en cuenta fueron escritas únicamente por mujeres y a lo largo de una década de Premios Grammy, tan solo 13,9% fueron ganados por mujeres.

Es claro que el machismo y la misoginia existen también en la música ¿Cómo lo viven ustedes desde su posición hoy en día?

Martina Sampietro: Como mujer, es simple: si te gusta la música pesada, los hombres no te creen. Como música, creo que el machismo puede visualizarse de muchas formas, porque a veces es de forma activa a plena vista, y otras veces se da entre pequeñas interacciones. Además, cuando sos una mujer, no sos solo música, también sos un objeto de deseo para muchos y no nos podemos separar de eso.

Victoria De Biasio: Cuando empezamos con la banda mi miedo más grande era nuestro físico porque somos chicas y millones de veces te pasa que ves comentarios del tipo: “La cantante está re buena pero la banda es una chotada” o “no saben tocar porque son todas minas”. O sea, he visto comentarios así sobre nosotras y te la re baja sentir que no sos tan valorada como otros músicos solo porque sos mujer.

Laura Ferreira (Nenagenix): También es una paja esto de aclarar que somos una “banda compuesta por minas” o que sos una “artista mujer”. Entiendo los espacios para poder sublevar mujeres y tratar de generar la representación en las artes, pero a mi me parece una verga, yo no quiero ser una artista mujer. Yo quiero ser artista y punto. El objetivo no es hacer esa separación, sino llegar al punto donde se cree una homogeneidad.

Ana Julia González (Kill Flora), Lucía Szellner (Kill Flora) y Lucila Storino (Dum Chica)

Con la llegada del Festival Nuevo Día es imposible no ver el crecimiento inminente de la escena y la llegada de la música alternativa argentina a venues y festivales más grandes. Todo esto me remonta, una vez más, a mi lectura de Meet Me in the Bathroom y la idea de si efectivamente todo lo que está siendo documentado hoy, podremos verlo en 20 años con un impacto aún más grande en la música local.

¿A dónde sienten que puede llegar la escena actual argentina? ¿Sienten que estamos viendo el comienzo de algo más grande?

Delfina Gel: Y ojalá que sí, ojalá tener esa certeza. Yo creo que está pasando algo importante. Si lo estamos notando todos, claramente el cambio está sucediendo. De hecho, aprovecho para contar que hay una chica que se llama Delfi Montagna que está escribiendo un libro que se llama Hacer Bandas Es Gratis. Justamente el modelo que usó es el de Meet Me in the Bathroom y está haciendo algo parecido acá, me parece muy piola. Ojalá que sí, porque a quién no le gustaría ser protagonista de un pedacito de la historia, ¿no?

Martina Sampietro: A mí me parece clave ser delirante con estas cosas. Yo estoy convencidísima de que vamos a marcar algo, si es que no lo marcamos ya. Creo que el delirio le da forma a tu realidad, así que me parece que sí. Obviamente en algún momento va a tener un fin; el objetivo del under, creo yo, es en algún momento salir, y es un miedo que tengo presente.

Ana Julia González: Hace poco, cuando le hicieron una entrevista a Mery en la Rolling Stone, nombró un par de bandas del under de CABA y se había armado un revuelo. En parte lo sentí como ese sentimiento de que nadie quiere que las bandas se vayan del under, como que es un infinito under y que sea siempre así.

Lucila Storino: Era horrible la entrevista, tipo “las chicas odian el under”. Bárbara tu interpretación.

Martina Sampietro: Empezamos a marcar los límites de lo que significa realmente y lo útil que es, pero no más allá de eso. Es una herramienta y eso está buenísimo; esperamos que se siga utilizando y se siga ampliando, que sigan mejorando las condiciones y la comunidad. Este cierre me gusta más.

Juana Gallardo (Dum Chica), Ana Julia González (Kill Flora), Lucía Szellner (Kill Flora) y Lucila Storino (Dum Chica)

Finalmente, ¿nos compartirían algunas de sus referentas más importantes?

Delfina Gel: A Mitsky la amo, además de ser mujer es lesbiana, aguante la representación LGBT. Phoebe Bridgers, lo mismo. Clairo también, en 2019, Immunity era lo único que escuchaba y me sacó de momentos re feos, fue una re compañera. Después las referencias quizás más obvias: Kim Deal y Kim Gordon, la rompen toda. También Marilina Bertoldi, la vi en el Teatro Flores y dije “okay quiero vivir de la música”; y Paula Trama de Los Besos. La manera en la que yo escribo las canciones tiene mucho que ver con su banda. Son de letras simples pero que te parten al medio.

Laura Ferreira: Björk es la figura femenina más grande de mi vida. Especialmente porque es productora y hay muy pocas mujeres productoras, hay solo 2,8% de mujeres productoras en el mundo. Creo que es de las más grandes, en femenino y en masculino.

Martina Sampietro: Como figura y por las bases que sentó para el género que nosotras hacemos es Rosario Bléfari. Es una figura mítica del dream pop y el shoegaze que no se vio mucho acá en Argentina. Hope Sandoval de Mazzy Star, me gusta mucho la ternura con la que comunica

Lucila Storino: Patti Smith siempre me pareció una figura muy emblemática y revolucionaria… Tengo también una referente, nueva de alguna forma, que es Amy Taylor de Amyl and the Sniffers. Es algo así como la hija de Iggy Pop. Tiene muchísima fuerza arriba del escenario y es del palo del hardcore en sus principios.

Nenagenix, Fotografía @santiagovellini (Instagram)

Ana Julia González: Fiona Apple, me inspira todo de ella: como hace las canciones, su modo de pensar, la música, todo, todo, todo, es una diosa. Bueno, también Björk y ahora justo estoy leyendo el libro de Patti Smith, así que ella también.

Lucía Szellner: Me pasa con Taylor Swift que la tengo de ídola, pero no tanto en las canciones, sino simplemente porque está en la música. La escucho desde chica y fue siempre como “quiero hacer ese camino”. No voy a ser una cantante pop, pero es como que siempre estuvo ahí. Juana Molina también, por esa forma loca que tiene de hacer canciones. Me encanta como no hace falta hacer una canción con estrofas, estribillos y todo cuadrado.

Juana Gallardo: A mí me inspira mucho Gilda. Siempre me encantó, pero volví a ver su peli de nuevo y dije: “qué loco, qué garra esa mina”. Ella realmente quería hacer música y lo logró, contra viento y marea, hasta que se murió. Me parece súper lindo y además la cumbia era un género que, uf.

Victoria De Biasio: Yo tengo más que nada bajistas mujeres, siempre estuve obsesionada desde chica. Más que nada con algunas de bandas de new metal, ese sí que es un género en el que casi todos eran chabones, y sin embargo, habían bandas como Kittie que tenía Talena Atfield o Coal Chamber con Rayna Foss-Rose; mujeres que me re marcaron porque yo quería ser como ellas. Creo que ya mencionaron pero Björk, PJ Harvey y Grimes también.

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