Mare of Easttown: hartas pero juntas

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Por Sofía Ronco
Diseño: Victoria da Costa

Una mirada en detalle de los puntos principales de la polémica serie que protagoniza Kate Winslet (contiene algunos spoilers)

Easttown es un pequeño pueblo en donde gran parte de la gente parece agotada, deprimida y malhumorada. Los sucesos oscuros del lugar acechan la vida de les habitantes, pero principalmente a Mare Sheehan que debe lidiar con los problemas de les otres mientras transita un difícil momento en su vida: su hijo se suicidó, el exmarido se comprometió con otra mujer y está por perder la custodia de su nieto. 

Ser parte de una comunidad en la que todes se conocen y cuyas historias se conectan puede facilitar o dificultar las cosas para una detective empeñada en descubrir la verdad sobre el asesinato de Erin, una adolescente del pueblo. La miniserie de HBO se presenta como otro thriller policial más, que con un elenco de grandes estrellas como Kate Winslet o Guy Pearce, nos invita a teorizar sobre quién es un asesino dentro de ese pueblito. La ficción utiliza la trama como excusa para adentrarnos en un drama sobre el luto y la amistad.

Mare es representada como un personaje muy humano que no se destaca por alguna cualidad caricaturesca como una inteligencia inentendible, logros inalcanzables o un carisma sin igual. Ella es una persona común que trata de hacer su trabajo bien al igual que el resto. Con empatía y serenidad se enfrenta a los distintos conflictos que sus vecines y amigues entregan en sus manos. Pero no es perfecta. Sus propios deseos colisionan con lo “correcto”, actuando de forma impulsiva y abusando del poder que tiene por estar en la fuerza policial. 

Su actitud en el día a día demuestra cierto desgano de vivir en un mundo decepcionante que la golpeó de las formas más duras que une pueda imaginar. Esta falta de esperanza se confirma en los diálogos que mantiene con les otres personajes. “Hacer algo genial está sobrevalorado. Porque entonces la gente espera eso de ti, todo el tiempo. Lo que no saben es que estás tan mal como ellos”, le explica al detective Zabel (Evan Peters).

 

Lo estético de lo común

Mucho se habló sobre el físico de Kate Winslet en la serie. En una entrevista para IndieWire la actriz contó que buscó tener un look más cercano a la realidad porque ya no quiere interpretar papeles que sustenten ideales de belleza inalcanzables. Mare debía verse como lo que es, una mujer de mediana edad cuya vida atareada tiene otras prioridades antes que preocuparse por cumplir los exigentes estándares de belleza que reclama nuestra sociedad. Seguir teniendo conversaciones sobre si una mujer en Hollywood decide no retocar su imagen o prefiere obviar el maquillaje ya nos tiene aburrides y, sin embargo, sigue dando debate.

Un aspecto destacable es la sexualidad de la protagonista. Las mujeres que rondan los cincuenta años suelen verse deserotizadas en el entretenimiento porque, al no encontrarse en una edad en la que son jóvenes, bellas y fértiles, parecen no merecer el deseo de otres (al menos que se hayan esforzado en mantener la misma imagen que tenían a los 20). Pero en Mare of Easttown sucede algo distinto. A pesar de reunir características que Hollywood suele posicionar como “no deseables” en una mujer, como ser abuela o no priorizar la belleza hegemónica ante lo demás, la detective jamás reniega de su físico. Sin proponérselo, capta el interés romántico de dos varones: un escritor y un colega bastante menor a ella. Podemos interpretar que es el mismo mensaje de autoaceptación de siempre, pero presentado de una manera más sutil y menos forzada que la de otras series en las que te imponen: “¡Amate como sos!”.

 

Mujeres apoyadas en mujeres

Alejado de lo esperable de una serie creada, escrita (Brad Ingelsby) y dirigida (Craig Zobel) por varones, los hombres ocupan espacios secundarios dentro de la trama. No son los “salvadores” o modelos a seguir, ni desempeñan con éxito sus roles en el hogar. Los actos de violencia, las desapariciones y los asesinatos tienen un entretejido que señala al patriarcado como el gran culpable. Son siempre varones, en especial aquellos que tienen algún tipo de vínculo con la víctima, como pareja, padre, pariente o los sospechosos de los crímenes. Es decir, aquellos que desempeñan los roles más propensos a efectuar femicidios.

Al igual que su protagonista, Mare of Easttown no es una serie perfecta. Un ejemplo de esto es la forma en la que posiciona al diácono de la parroquia. Su personaje es utilizado para exponer la salida fácil que usan en este tipo de instituciones para desligarse de acusaciones relacionadas al abuso. El diácono fue denunciado de conducta sexual inapropiada por les padres de una niña de 14 años, la Iglesia resolvió que era inocente y por las dudas lo transfirió a otro pueblo. Él es posicionado como une de les candidates a ser el asesino por su vínculo cercano con Erin y por sus antecedentes. Por miedo a ser acusado como culpable obstruye el caso ocultando evidencias. Pero al final, solo por no ser el asesino es reivindicado y todes asisten a la misa ignorando sus precedentes altamente cuestionables para alguien que se encarga de dar sermones a les demás.

Mientras los varones se ocupan de guardar sus secretos, las mujeres son el sostén de la comunidad y quienes mueven la acción dentro del thriller. Una detective es la que investiga el caso, una trabajadora sexual es la que otorga una pista clave que ayuda a otras mujeres, una adolescente revela el último dato para resolver el asesinato y otra encubre al culpable para proteger a les suyes. Cada una de ellas debe lidiar con los platos rotos de una sociedad dominada por hombres.

Las características estereotípicamente feminizadas como el cuidado del otre y la protección, más conocidas como el “instinto maternal”, son representadas como cualidades positivas. Todas las mujeres cargan algún peso de su maternidad: Helen, la madre de Mare, vive con la culpa de haber criado a su hija con la ira de quedar atrapada en un matrimonio infeliz; la detective intenta hacer el duelo por el hijo que perdió; y Lori, la mejor amiga de Mare, se preocupa por cómo un affaire del esposo puede haber impactado en la vida de sus hijes. A pesar de los desencuentros que puedan tener y las decisiones difíciles que deban tomar, entre ellas se brindan la fuerza que necesitan para salir adelante en los momentos más duros.

La relación de amistad entre Mare y Lori, en apariencia simple a la vez que incondicional, es de las más complejas dentro de la ficción. Al principio, Lori es quien apoya a su amiga en cada accionar cuestionable que comete; intenta aconsejarla, pero no la juzga cuando toma las decisiones equivocadas. Con el paso de los capítulos la detective recompone, con ayuda de terapia, sus vínculos afectivos con les demás. Pero ahora es Lori quien necesita el confort del abrazo de una amiga para curar la herida de los tiempos difíciles que está viviendo. Ambas atraviesan angustias muy grandes, pero lo importante es poder apoyarse la una en la otra.

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