Marilina Bertoldi en el C Art Media: volveré y seré otra

Marilina (8 de 22)

Por Leticia Arieta y Brenda Fernández
Fotografía por Meli Pink

Después de un merecido descanso, la ganadora del Gardel de Oro se presentó en el Complejo C Art Media para repasar y reversionar su historia musical, y anticiparnos un poco de lo que se viene.

Es viernes por la noche, y en Chacarita la expectativa de una noche distinta crece rápidamente, y no es para menos: Marilina Bertoldi vuelve a los escenarios porteños. Después de sus shows en el Festival Lollapalooza el pasado marzo, y su última gira para presentar su más reciente trabajo –Mojigata–, decidió darle el gusto a su público -que ya pedía su regreso- y anunciar dos fechas en el Complejo C Art Media.

La previa estuvo a cargo de la DJ y artista audiovisual HTML, encargándose de crear el ambiente perfecto para les allí presentes: música noventera, riot grrrl y por supuesto, clásicos. Pero pasadas las nueve de la noche, la audiencia ya estaba pidiendo a gritos que Marilina salga para romper la noche.

La puesta en escena es simple, pero muy elegante. Le da al show en un clima distinto, desbordando sexappel, fuerza y poder. “Es Poderoso” y “Vivo Pensando en Ayer” son las encargadas de iniciar la velada. Todo parece demasiado tranquilo, pero conociendo sus shows, se trata de esa calma que antecede a la tormenta, en este caso la tormenta es “Cosa Mía” –también de su último disco Mojigata. Bertoldi, con un gran traje oversized -al mejor estilo Stop Making Sense-, comienza a agitar y sus seguidores, llenos de fervor, la siguen como siempre. Se la vé cómoda y decidida en su propuesta escénica. Le siguieron “LÁ LÁ” –su último sencillo–, “La Cena” y “China”.

Si hay algo que sabemos muy bien, es que la cantante santafesina tiene malcriado a su público. Ya sea con una performance extravagante y teatral, o con un cover inesperado (como cuando cantó Shakira vestida de caballero de la Edad Media en el Luna Park), siempre trae un truco bajo la manga, y esta vez no fue la excepción, en dúo con su baterista toca “When I Hear My Name” de los White Stripes y, por si quedaba alguna duda, no, su voz no tiene nada que envidiarle a la de Jack White.

Para sorpresa de muches, la cantante se baja, y entre luces y un aura un tanto misterioso, reaparece en las escaleras del C para cantar sola, acompañada de una guitarra acústica. Este es un punto de inflexión en todo recital. Sí, amamos a Marilina Bertoldi porque tiene mucha performance encima pero, al final, todo está fundado en el poder único de transmitir sentires y emociones. “Remis” y “En mí” son las elegidas para crear este momento excepcional donde, casi por arte de magia, el público hace silencio para que solo se escuche su sonido tan único. La vista se dirige a esa guitarra en las escaleras, y el resto es historia.

La santafesina regresa al escenario y retoma el show con normalidad con “La Casa de A” –del galardonado “Prender un Fuego”–, “Cosas dulces” y “Claro Ma”. Mientras canta, con sus dedos y su lengua forma una V y el público aúlla en éxtasis.

Dedica parte de su set al público con la canción “Correte”. Muchas gracias por estar acá, espero que la estén pasando tan bien cómo nosotros, esta se las dedico a ustedes dice, y con cada coreada de «silencio cae la lluvia en los pies», la canción crece hasta estallar al final.

De un momento a otro, vuelve a detenerse para expresar su felicidad por volver a tocar, pero comentando que está bueno bajar un cambio en esta carrera. Luego de compartir esa pequeña parte de su intimidad toca la desgarradora “Enterrarte” en formato acústico, generando otro momento único en la noche.

Con la banda otra vez en escena y sin que falten los agradecimientos, se dirige a cada une de elles y los nombra. “Estoy muy agradecida con la banda que tengo, un aplauso para ellos. Esta canción la armamos juntos. Esto suena a esta banda”. Ya fuera de su gigantesco traje, Bertoldi nos entrega reversiones de “Amuleto” –originalmente con participación de la cantante chilena Javiera Mena– y “Fumar de Día”, seguidos de más temas de Mojigata.

Pero un buen final siempre necesita de un buen clímax, y cómo no generarlo con hits como “O No?” –donde el enojo nos consume quizás más de lo que debería mientras gritamos “¡Estaba enojada y ahora estoy preparada!”–, “Racat” y finalmente, “MDMA”.

Sin duda, la cantante oriunda de Sunchales es una figura única en el rock argentino. Su propuesta visual y sonora no sólo nos ofrece algo distinto, sino que también la convierte en una destacada representante de las mujeres y la comunidad LGBTQ+ en la música. Sin miedo, canta sobre el amor a una mujer y ofrece una visión femenina en temas que a veces carecen de esa perspectiva. Quizás la única pregunta que queda ahora es: ¿Cuál será el próximo paso de Marilina Bertoldi?

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