No somos una X 

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Por Cinthia Giselle Dalama
Ilustración: Camil Camarero

Una reflexión en primera persona sobre la presentación del DNI para personas no binarias que se realizó ayer en el Museo del Bicentenario.

«Es un montón», leí en algunos espacios virtuales. ¿Qué es un montón? ¿Cuánto es un montón cuando hablamos de la vida de alguien?

El día 21 de julio de 2021 nos despertamos con un nuevo decreto, el 476/2021, anunciado en el Boletín Oficial. Pero claro, mi feed de Twitter y mis amigues por Whatsapp e Instagram ya me habían avisado la tarde/noche anterior: esto está pasando, va a pasar, nos va a pasar.

Luego, varios medios comenzaron a hacer un repaso por los puntos claves del decreto, artículo por artículo, algo así como una guía fácil para entender el lenguaje del derecho, ese que todavía nos cuesta porque es absolutamente formal y a veces hasta complejo para sentirse identificade. Pero parecía que sí, nos estaban hablando a nosotres.

Para el momento en el que llegó el acto de presentación del nuevo documento nacional de identidad para personas no binarias, -según anunció le locutore del acto oficial en el Museo del Bicentenario- sentí ánimos parecidos al de estar en un evento corporativo: muchas frases paquetas. Y ya sabemos lo que pasa con las frases paquetas cuando hablamos de derechos humanos, carecen de sentido sin políticas públicas que sostengan.

Por supuesto que me parece un punto de partida válido, como lo fue la ley N° 26.743 de Identidad de Género, pero casi diez años después no estamos en el mismo lugar. Desde 2019 tenemos un Ministerio que representa, además de mujeres, diversidades y géneros, la máxima institución para elaborar políticas públicas en nuestro país.

Creo que lo más llamativo o lo que me convoca (a mí sola no, parece que somos muches con este repudio) es el uso de la letra X en el campo de sexo en el DNI en reemplazo de la F y la M. ¿Qué representa una X en un mundo de F y M? ¿Qué pasa con los años de cuestionamiento alrededor de los conceptos de sexo y género? ¿Esto es lo mejor que podemos tener?

Sin lugar a dudas y a primera vista, esta parece una conquista. ¿De quién es esta conquista realmente? Se parece mucho a esas conquistas que exterminaron miles de existencias hace unos cientos de años y nos trajeron una lógica binaria. Y aunque tengamos una urgencia y vivamos una vulneración de derechos humanos, me permito hacer un ejercicio de memoria: no hay urgencia que justifique no tener un debate más profundo sobre la temática. Y ese debate se puede seguir disputando. El tema es cuándo.

Si utilizar la X es solo cuestión de ser consistentes con el documento al cual adhirió Argentina como parte de la Organización de Aviación Civil Internacional, ¿no podemos abrir la conversación? ¿Acaso está tallado en piedra que no podemos discutir sobre nuevas bases? Me pregunto por qué tenemos que agachar la cabeza en aguas internacionales cuando sabemos que las mismas tienen una lógica excluyente para algunes.

Tal vez me paso de crítica, pero sigo preguntando: ¿por qué tenemos que vanagloriarnos con la frase «el primer país de Latinoamérica» y no podemos trabajar juntes con los países de la región como un territorio con fortaleza? ¿Por qué deberíamos tomar la resolución de algunos países del norte o del otro lado del océano como si las experiencias fuesen equiparables? ¿Cuál es el plan para honrar las identidades no binarias de nuestres ancestres? 

No me malinterpreten, entiendo que para muchas personas esta es una reparación y el camino hacia un futuro más prometedor y bienvenido sea. Solo que me cuesta pensar en ese futuro sin un camino más allanado o estratégico hacia él.

Por eso este suceso no es «un montón», algunas identidades no cabemos en sus equis ni en sus efes ni en sus emes, tal vez queremos contarles cómo nos sentimos cómodes siendo percibides de otra manera.

Vienen otra vez -como hace cientos de años atrás- a bajar línea de cómo vivir nuestra identidad, de cómo percibirnos. Nos están incluyendo bajo sus propias reglas, para que no podamos desarmar el orden y el sistema, y nos expulsan otra vez. Por sobrevivir en los márgenes durante todos estos años nos corresponde la identidad institucional de les otres, una bolsa grande de la que ya éramos parte en formularios, pero ahora nos reconocen así, les X, un reconocimiento a les desconocides. ¿Así se siente estar incluide? ¿Dónde están las políticas de inclusión transversales?

Tal vez verme por fuera de esta situación hace justamente que me sienta diferente, y me obliga a volver a mi usual lugar de incomodidad. «Entre lo ideal y lo posible vayamos por lo posible porque estamos cada vez más cerca de lo ideal», dijo el Presidente. Por ahí no existe lo perfecto y debería conformarme con lo posible que ahora parece ser esto.

Solo quiero expresar que este es el comienzo de una conversación que venimos teniendo en algunos espacios, no se puede cerrar acá. Hay muchas voces a escuchar, más existencias que exceden a la X y a los nuevos márgenes propuestos. Lo que me preocupa ahora es cómo seguimos con la incesante hostilidad planteada por este contexto. Pero quién soy yo para decirle a alguien cómo vivir o qué hacer o cómo ser feliz.

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