Promising Young Woman: la venganza contra los chicos buenos

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Por Sofía Ronco
Ilustraciones: Victoria Da Costa

Una mirada feminista sobre la película que narra una venganza de una violación y que se encuentra nominada al Oscar como mejor película.

Desparramada en un sillón de cuero rojo, apenas pudiendo abrir los ojos, Cassandra (Carey Mulligan) no es solo una mujer que tomó unos tragos de más. Todo en ella es más bien un acting. El vestuario de oficinista, su peinado despeinado, el maquillaje corrido, cada detalle suyo forma parte de un disfraz para cazar a los “chicos buenos”. Promising Young Woman (2020) aparece con la promesa de cuestionar actitudes que tienen los varones, y que simplemente nos tienen hartes. 

Con looks infantilizados que incluyen prendas en colores pastel, trencitas y lazos en el pelo, Cassie proyecta una imagen inocente en su día a día. Pero una vez a la semana cambia los sweaters por vestidos ajustados y va a los boliches a atrapar potenciales depredadores en forma de venganza personal. Un trauma de su pasado fue socavando todo lo que había sido, pasando de ser una joven prometedora, estudiante de medicina con uno de los mejores promedios, a una persona solitaria a la que nada parece interesarle demasiado. Si I May Destroy You mostraba personas intentando no ser definides por sus traumas, acá encontramos todo lo contrario: una protagonista emocionalmente herida, cuya única motivación en la vida es hacer justicia por Nina, su amiga que años atrás sufrió un hecho de violencia y abuso.

Conocida por interpretar a Camilla Parker en The Crown, Emerald Fennell debuta como directora con esta película de rape and revenge para escenificar situaciones que veía todo el tiempo en su época de estudiante universitaria y que la cultura patriarcal invisibilizaba (y que aún lo hace). Su intención es generar debate, que al verla le espectadore se pregunte ¿si esto es considerado “normal”, por qué me siento tan incómode al verlo? 

En sus noches como justiciera, Cassie finge estar borracha para que algún varón le ofrezca amablemente ayuda y termine tratando de aprovecharse de ella. Con su método poco convencional, intenta enseñarles que no es necesario un “no” para entender la falta de consentimiento. Los momentos más cómicos suceden en estos encuentros donde los mismos abusadores acorralados empiezan a poner excusas ridículas, como “pensé que teníamos una conexión”, para convencerse a sí mismos de que son buenas personas.

Pero un reencuentro con alguien del pasado revive la furia por lo que le hicieron a su amiga. Los que de alguna forma fueron parte de esto, ahora viven su vida llena de éxitos, sin ninguna consecuencia por sus acciones y la venganza es la única opción. Mientras la protagonista avanza con su plan, la acompañan canciones como “Toxic”, “It’s Raining Men” y la fantástica “Stars Are Blind” de Paris Hilton. En un esfuerzo por reivindicar la música pop, que es tratada irónicamente o como un guilty pleasure, Fennell pidió crear un soundtrack lleno de este tipo de canciones que se ajustan perfecto al tono del film.

Ni buenos ni malos 

Pensar en Cassie como una vengadora feminista es complicado. Sus motivaciones son tan personales que sus acciones terminan siendo contradictorias. Si en una escena la vemos recriminando a un varón haber querido aprovecharse de su estado, en otra ella se aprovecha de la vulnerabilidad de otras mujeres. Su odio hacia les que dañaron a su amiga es demasiado grande como para frenarse a pensar hasta qué punto no está pisoteando el consentimiento de otres.

Hay un momento en el que se reencuentra con una antigua amiga (Alison Brie) que en su juventud no había creído en el testimonio de Nina. Como represalia la emborracha y monta todo un escenario para que crea que fue violada por alguien que estaba ahí. Lo que la protagonista no entiende es que no es fácil admitir cuando une se equivoca. Sobre todo cuando toda la vida estuviste rodeade por un círculo social machista que te educó para creer que la culpa de las cosas horrorosas que nos pasan a las mujeres es solo nuestra. 

Carey Mulligan hace un trabajo perfecto interpretando el papel de una mujer que pasa de ser psicópata a compasiva. Mantiene una moral tan ambigua como sus acciones que rozan lo ilegal, pero no llegan a serlo. No es la única que se maneja con un doble estándar; en la trama podemos ver varies personajes que parecen “buenos” en algunos aspectos y “malos” en otros. Nadie está en un extremo u otro porque, como personas, todes tenemos contradicciones. Un ejemplo perfecto de esto es un abogado que se muestra arrepentido por formar parte de un sistema judicial que destruyó la vida de muchas mujeres, a pesar de haberse dedicado a eso toda su vida. “No son chicos malos (excepto uno o dos). Son solo personas que se criaron en una cultura donde estas cosas eran aceptadas”, dice la directora.

Cultura de la violación

Muchos hombres meneando sus bultos en el after office, bailando borrachos y sudados, son acompañados por la música de Charli XCX que canta “I was busy thinking about boys”. Así decide Fennell meternos de lleno a la temática de la película: cuestionar el famoso “club de chicos”, esa alianza que establecen implícitamente los varones, que incluye códigos y costumbres sociales, para mantener sus privilegios. Acto seguido aparece un grupo de tres hombres quejándose sobre lo que perdieron por culpa del feminismo como, por ejemplo, ir a un prostíbulo para cerrar un negocio. Mencionan a una colega que protestó por perderse reuniones de trabajo ya que se concretaban en un club de golf donde solo se aceptan hombres. “Ella debería centrarse en cerrar sus propios negocios en vez de quejarse porque nosotros hemos tenido más éxito”, dice uno. Sin saberlo, de lo que están hablando es del techo de cristal que tiene que ver con las dificultades que afectan a las mujeres para acceder a puestos de decisión por no ser hombres y no formar parte de sus códigos. Pensemos que en Argentina, según el informe global 2020 de Mercer «When Women Thrive», en 2019 las mujeres representaban solo el 5% de los puestos de CEO en empresas y el 19% de los cargos directivos.

Promising Young Woman nos invita a poner en tela de juicio esas y otras actitudes de los hombres que a veces se dejan pasar como normales. Por ejemplo, no es tan raro pensar en algún tipo que trató de levantar a una amiga mientras estaba muy borracha, y si en algún momento esto pareció común, acá es muy incómodo de ver. Lo interesante es que no aparece tanto el estereotipo de machirulo, sino que se pone el foco en los nice guys, los chicos buenos que aparentan ser agradables y respetuosos, pero que terminan siendo igual de terribles que los otros. La genialidad del casting está en que eligieron a actores que son conocides por hacer papeles de buenitos actuando de forros. Adam Brody (The O.C.), Christopher Mintz-Plasse (Superbad), Chris Lowell (Glow) y Max Greenfield (New Girl) son algunos de estos chicos inofensivos que realizan actos horrorosos. 

A través de distintas situaciones vemos cómo se construye y se mantiene la cultura de la violación. Desde cosas más chicas como albañiles gritando obscenidades a la protagonista, o un taxista que nota cómo van a aprovecharse del estado de inconsciencia de ella, pero igual decide no hacer nada. Hasta la complicidad con la que se protege a un violador, ya sea responsabilizando a la víctima, minimizándolo o fingiendo que nunca sucedió. Incluso se hace mención a cómo el sistema judicial revictimiza a las mujeres que deciden denunciar a su abusador. 

Considerando esto último, es bastante extraño que hacia el final hayan decidido posicionar a la policía como les que imparten justicia. Más aún sabiendo que las fuerzas policiales muchas veces representan un obstáculo que desalienta denuncias y defiende a los agresores. Incluso suelen encubrirlos cuando forman parte de alguna de estas instituciones. En los 52 femicidios cometidos este año en nuestro país (hasta el 28 de febrero de acuerdo al relevamiento realizado por el Observatorio AQSNV), cinco femicidas eran policías y tres militares, y la situación no dista mucho en Estados Unidos, donde está situado el film. 

A pesar de esas inconsistencias, y de que a veces peque de tibia, Promising Young Woman visibiliza un tema fundamental para la lucha feminista. Reflexionar sobre el rol que los hombres ejercen para sostener el sistema patriarcal generador de desigualdades, demuestra algo que un poco ya sabemos: es necesario que los varones se involucren y preocupen. No hay transformación si solo la construye una parte de la sociedad. Las mujeres y disidencias ya empezamos a cambiar, ahora les toca a ellos. 

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