¿Quién es la joven argentina detrás de Ease?

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Por Cinthia Giselle Dalama

Un perfil sobre Guadalupe Lázaro, la creadora de una marca que acerca los derechos sexuales a las mujeres en oriente

A Guada la conocí cuando ella tenía dieciséis y yo veinticuatro. En ese momento, yo estaba coordinando un proyecto periodístico feminista y ella hizo una pasantía de redes sociales. Tal vez de las personas más determinadas que conozco, nada de todo lo que me cuenta es una sorpresa, si había alguien que podía lograrlo era ella.

A los 18 años, desde su casa en zona sur, provincia de Buenos Aires, aplicó a más de veinte universidades en Estados Unidos y también a Yale-NUS, atraída por la diversidad cultural y una vida en el continente asiático. Ella cuenta todo como si hubiese sido sencillo, un camino derecho sin muchos obstáculos, todavía recuerdo el relato (resume) que escribió como parte de sus aplicaciones, donde contó sobre su experiencia en revista Chocha y su militancia feminista.

Finalmente, recibió una beca completa en Yale-NUS y aclara que se sintió súper afortunada porque de no haber sido así no hubiese podido pagarla. Viajó a Singapur, vivió en la Universidad por cuatro años y estudió Antropología con especialización en género y sexualidad. Hizo un intercambio en Londres, en la Universidad de SOAS por nueve meses y cuando finalizó, volvió a Singapur.

Guada habla sobre como siempre se sintió atraída por ser emprendedora, ser su propia líder y tener su propio negocio, mientras trabajaba en una empresa de marketing digital e investigaba sobre el acceso a la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en Singapur.

Este interés no nació en Singapur, surgió en Argentina. Viajó y cruzó el océano como parte de la identidad en construcción de Guadalupe Lázaro. A sus 17 años, había participado en la campaña «Mi cuerpo, mis derechos» de Amnistía Internacional, donde pudo adentrarse en la temática por primera vez.

En la universidad, formó parte de la Alianza de Género y Sexualidad, donde fue la presidenta por dos años. Allí organizaban charlas y workshops sobre salud sexual y reproductiva, y derechos de la comunidad LGBT. Al mismo tiempo, trabajó en una ONG de trabajadorxs sexuales en Singapur, donde hacía trabajo de investigación. (Sí, es legal el trabajo sexual, aunque tiene ciertas restricciones con respecto a otros trabajos, lo que sigue haciéndolo desigual).

En este contexto, se dio cuenta que había necesidad de acceder a la salud. «No hay educación sexual, o bueno, no hay educación sexual integral» dice. Es inminente el cruce cultural y político con Argentina en sus palabras.

«Las mujeres no están informadas acerca de sus derechos y sus opciones», este planteo fue el que la impulsó a averiguar sobre servicios de medicina. Allí fue donde se dio cuenta que no había nada especializado en mujeres. Esto fue algo absolutamente inherente a su experiencia personal consiguiendo anticonceptivos y testeos de enfermedades de transmisión sexual ya viviendo en Singapur.

En mayo de 2020 y con 23 años, pandemia de por medio, Guadalupe Lázaro creó Ease, una plataforma de telemedicina especializada en mujeres: «Las mujeres tienen necesidades de salud y cuidados específicos de las que ofrecen otros servicios de telemedicina».

En Singapur las mujeres tienen que ir al médico todos los meses para acceder a pastillas anticonceptivas y eso genera estigma. Por eso, al comienzo de Ease, propusieron teleconsultas para acceder a ellas.

Hoy en día, Ease ofrece consultas sobre salud reproductiva, sexual y menstrual. «La idea es poder hablar sobre lo que te pasa y que puedas acceder a tratarte, en caso de que tengas que hacerlo, y te lo enviamos a tu casa. También ofrecemos anticonceptivos de emergencia y la posibilidad de testear ETS: una persona va a tu casa, te saca sangre y recibís los resultados a los siete días.»

Este año, lanzaron una línea de productos preventivos: suplementos y vitaminas. Y, finalmente, todo concluye en una app donde las personas pueden acceder a las teleconsultas, comprar los productos, hacer un seguimiento de sus síntomas y hablar con otras personas de la comunidad.

Singapur es muy contradictoria. Si bien el trabajo sexual y el aborto son legales, es ilegal ser una persona de la comunidad LGBTQI+ (Sí, escribo esto y se me pone la piel de gallina: ser ilegal por existir). Por eso, el trabajo de Guada en Ease es importante porque permite alcanzar esos derechos de forma simple y responsable.

Ease tiene 40.000 miembros activos y más de 180.000 seguidores en redes sociales, siendo el ecosistema de cuidado de la salud de las mujeres con más crecimiento en Asia-Pacífico a la fecha.

Cuando hablamos de quién accede a sus servicios, hablamos de personas de 18 a 24 años y de 25 a 35 años, están diferenciadas por el rango de edad, según los servicios que adquieren. Con respecto a su género, en su mayoría son mujeres cis, pero hay varones trans que acceden a las pastillas anticonceptivas para detener la menstruación.

Le pregunté a Guada si ella sentía que tenía más información a sus 18 años en comparación con las personas que acceden a su marca. Su respuesta fue afirmativa, reconociendo que en su casa se hablaba del tema y que ella tenía acceso a información por los círculos en los que se movía.

Actualmente, Guada está intentando encontrar el balance entre su vida personal y profesional. Con 24 años se encontró teniendo que ser líder. Cuando hablamos sobre inspirar a otras mujeres y sobre aconsejarlas, me dijo que le hubiese gustado no estar tanto tiempo pensando algo de antemano. En su caso, aprendió más trabajando con los resultados de los lanzamientos, pudiendo aplicar las mejoras específicas y que sus procesos sean más ágiles. Salir del lugar cómodo de pensar desde lo perfecto, sin errores, lleva tiempo, y ese tiempo muchas veces no es rentable.

Cuando hablamos de llevar adelante un proyecto propio y buscar fondos para Ease, dijo haber sido un desafío constante. Ser mujer, latinoamericana y activista buscando financiación para un proyecto es complejo de por sí, pero ser mujer hablando sobre salud sexual y reproductiva de las mujeres es otro nivel de complejidad: «Somos el 50% de la población del país, no somos un nicho. Somos mujeres y tenemos necesidades específicas con respecto a la salud», repetía en todas las reuniones donde tenía que hablar sobre su proyecto.

Aún hoy, siendo 2022, ser mujer y tener un negocio que ofrece servicios para mitigar la gran cantidad de derechos que a lo largo de los años fueron (y siguien siendo) vulnerados por diferentes Estados, sigue siendo un desafío, pero Guada se siente realizada porque lo logró y está mejorando la vida de un montón de personas todos los días.

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