¿Quién nos protege de los abusadores?

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Por Julieta Simón

Frente a un nuevo caso de denuncia por abuso sexual y el deber de las instituciones que, en el afán de resguardar y perpetuar el silencio, no respaldan a las víctimas sino más bien al victimario, nos proponemos el desarrollo de esta nueva denuncia llevada a cabo contra un dirigente del Club Boca Juniors que pone en evidencia una vez más la pregunta que sigue resonando frente a la falta de respuesta: ¿quién nos protege de los abusadores?

A fines del mes de febrero, se dio a conocer la denuncia por parte de Florencia Marco por abuso sexual. Esto en la diaria no es algo particular, pero pongámonos un poco en contexto: ¿quién es Florencia? Se trata de una empleada de prensa de uno de los clubes de fútbol más importantes de Argentina: Boca Juniors. Estas denuncias no son una novedad para el club, el caso más reciente que encontramos es el del jugador Sebastián Villa –quien fue denunciado por Rocío Tamara Doldán por abuso sexual e intento de femicidio, y ya acumula un cajón repleto de denuncias por el mismo tema –.

Florencia denunció al DT de Las Gladiadoras, el equipo femenino del Xeneize, Jorge Martínez. La denuncia pasó primeramente por el Departamento de Inclusión e Igualdad del Club, quienes en vez de brindarle algún tipo de contención a la víctima, decidieron mandarla a su casa con una licencia hasta “resolver el tema”, mientras que el acusado, Jorge Martínez, se encontró activo en su cargo durante el día el domingo, donde dirigió al equipo femenino que jugó de local. Ayer el club, mediante un comunicado oficial, informó que se lo ha licenciado de sus funciones hasta tanto se diluciden las responsabilidades del caso.

Actualmente, la denuncia quedó radicada en la fiscalía nacional en lo Criminal y Correccional N.º 22 caratulada como abuso sexual simple y se encuentra en etapa de investigación. Florencia, que es empleada del club hace más de diez años, declaró que sufrió situaciones de acoso, intimidación e incluso fue manoseada por el director técnico dentro de la institución.

Este tipo de respuesta para con las víctimas es usual. Son innumerables los casos de abuso en el ámbito laboral –donde se decide preservar la integridad del acusado más que la seguridad de la víctima–. No sirve crear instituciones que levanten banderas y militen cuidados integrales para mujeres víctimas de violencia, jactándose de brindar contención, si nunca toman cartas en el asunto de forma efectiva.

La abogada de Florencia Marco, Andrea Lucangioli, comentó que la denunciante lo único que recibió por parte del club fue silencio, dado que al informar lo sucedido a integrantes de distintas áreas y a la vicepresidenta del Departamento de Inclusión e Igualdad, Adriana Bravo, no hubo ninguna respuesta, ni contención, ni apoyo psicológico ni nada.

El tipo de actitud que asume el club no es casual. Innumerables denuncias escondidas debajo de una alfombra juntando polvo se van amontonando mientras los jugadores y directores técnicos de la institución siguen paseando libremente por los pasillos. Las víctimas lo único que reciben es desidia frente a la impunidad de los acusados porque el negocio millonario está por delante de cualquier delito sexual. “La publicidad de los actos solamente cuenta si ocurren en una cancha de fútbol, ya sea en el partido del fin de semana o en el entrenamiento” expresamos hace un tiempo cuando hablamos del caso de Sebastián Villa, pero se crea una horda de silencio consensuado cuando actos mucho peores ocurren puertas adentro del establecimiento.

Un club como Boca, que dice asumir la importancia del compromiso social, no puede ni debe hacer silencio frente a este tipo de denuncias. “Boca tiene un departamento de inclusión, los movimientos feministas dentro del club gestionaron y diseñaron un protocolo para casos de violencia […] Sin embargo, cuando estos mecanismos se enfrentan con el poder real de los varones, se ralentizan y encuentran obstáculos, haciendo que gradualmente pierdan su efectividad”. Con lo cual, todos estos esfuerzos que cuestan años de educación, capacitación, tiempo, formación y desarrollo se encuentran con el freno del poder y la impunidad. Y a pesar de todo esto, hace días viene resonando y generando críticas el accionar del club por la no aplicación del protocolo de género dentro de la institución, por lo que, debemos seguir fortaleciendo los espacios de trabajo, con mayor inclusión y protección.

Es imperiosa la completa implementación de la Ley Micaela en todas y cada una de las instituciones existentes para que se establezca, de forma obligatoria, la capacitación en las temáticas de género y violencia contra las mujeres en todos los espacios de la vida cotidiana, abarcando todos los niveles y jerarquías existentes dentro de las funciones públicas y privadas. La capacitación como herramienta y ejercicio es fundamental y debemos seguir militando su implementación efectiva e inmediata incluso en aquellos espacios que históricamente no nos pertenecieron pero que aún así conquistamos, y que el club no tome dimensión de la gran envergadura de su espacio lo único que hace es generar más impunidad, más silencio, más naturalización de hechos que deben ser repudiados en todos sus niveles.

Si sufrís violencia de género podés contactarte a la línea 144 para recibir asesoramiento y contención.

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