Sara Facio: un homenaje a la mujer que convirtió la fotografía en arte

161

Por Eugenia Arribas

La nostalgia por el pasado y la visión moderna; el amor y el dolor; puntos que convergen en el retrato de una de las artistas argentinas más importantes del último siglo.

Un viaje al pasado a través de una foto. Eso es lo primero que se me viene a la cabeza al hablar de Sara Facio. Porque un poco eso fue su trabajo: mostrar lo que estaba pasando, en el momento y lugar exacto. Observar su obra es darle un vistazo a una Buenos Aires que supo tener caminando por sus calles a Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Victoria Ocampo y otros grandes personajes de la historia. Como pasó con las imágenes de la masacre de Ezeiza que se convirtieron en un emblema, el funeral de Juan Domingo Perón o los conocidos retratos a Pablo Neruda en su casa de Chile; la marca que dejó Sara en la fotografía sigue vigente de la misma forma que hace 60 años.

La trascendencia latente en su obra es captada casi al instante en el documental “Sara Facio: Haber estado ahí”. La cámara, bajo las órdenes de Cinthia Rajschmir, hace un recorrido que va desde la pendiente más nostálgica de la artista, hasta esas aristas modernas del hoy, atravesadas por una intimidad que recrea a la perfección momentos íntimos e históricos de un ícono de la fotografía argenta. Magíster en Cine Documental, licenciada en Pedagogía y especialista en Gestión Cultural y Comunicación, no es la primera vez que Cinthia incursiona en el cine documental. “Cortázar y Antín: Cartas iluminadas” fue el primer proyecto que se encargó de dirigir y guionar, y le valió premios en el Festival del Cinema Latino Americano di Trieste y una Mención Honorífica del Jurado del Fondo Nacional de las Artes.

En el marco del paso del documental por la 24° edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI), hablamos con Cinthia sobre el trabajo de documentalista, los desafíos de las mujeres en la industria y cómo es el proceso de construcción de un personaje tan relevante como Sara Facio.

¿Por qué elegiste hacer este relato en forma de documental?

El documental siempre es una construcción. En general, lo pienso a partir de algún acontecimiento vinculado al protagonista que me impacta, me asombra y me emociona. Y esa emoción me conduce a investigar más, y cuanto más sé, más lo quiero compartir. En mi trabajo, trato de construir -junto al protagonista- la historia que queremos contar. El tipo de documentales que hago tiene que ver con una mirada propia que no es la verdad, sino la búsqueda de una verdad.

En el caso de Sara, ¿cuál era esa verdad que querías contar?

En 2018, Sara realizó una gran exposición sobre el peronismo en el Malba. Ahí ví una fotografía de la masacre de Ezeiza con el regreso de Perón a la Argentina y me impactó mucho que estuviera sacando esa foto mientras corría riesgo su vida. Entonces dije: “Necesito hacer un documental sobre ella”. Yo quería poder contar esa historia de la mujer que tuvo que luchar e imponerse en una sociedad en donde muchas actividades eran relegadas a los varones. El fotoperiodismo era un ámbito de hombres, y ella llegó un día diciendo que las fotografías también podían ser arte. Nos abrió camino, mujeres como ella nos abrieron camino.

¿Creés que, además de ella, su obra tiene un impacto en la actualidad?

Sara viajó a Europa a aprender sobre fotografía y volvió influenciada con la idea de sacar espontáneas de la vida cotidiana. En Argentina, ella y Alicia D’Amico fueron pioneras en llevar a cabo esa práctica. Su mirada tenía que ver con la experimentación y la búsqueda de cierta naturalidad en la fotografía; de sentir que lo que estaban retratando era el acontecimiento. De esa forma, le abrió camino a los “no fotógrafos”. La fotografía de Sara está vigente aún hoy porque enseña a ver, a mirar y a comprender algo de lo que su mirada captó en esos momentos históricos de nuestro país.

¿Cuáles son los próximos pasos para el documental?

Se va a proyectar en el Festival La Mujer y el Cine en mayo y estamos trabajando en la distribución en otros festivales nacionales e internacionales. Esperamos que el año que viene se estrene en cine, que en este recorrido le vaya bien y que a la gente le guste.

Cinthia y Sara

La disparidad de las mujeres en el cine.

Un informe de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales reveló que solo un 33% de mujeres están empleadas en la industria cinematográfica, frente al 67% de hombres. Estos resultados demuestran que el cine sigue siendo un sector claramente masculinizado, y en el que falta representación femenina.

¿Cuáles son los desafíos actuales para las mujeres que quieren dedicarse a hacer cine?

En la industria hay diversidad, pero en general, lo que prima es una mirada hegemónica y muy machista. Es muy evidente; solo hace falta ver cuántos directores llegan a festivales, cuántos ganan los premios más importantes. La mirada de una mujer en el cine aporta variedad de temas y una sensibilidad especial para acercarse a las historias y poder contarlas. Eso es una riqueza enorme, por lo que el desafío se vuelve político. Seguir luchando para ocupar espacios, para hacernos lugar, para poder construir equipos diversos y que cada uno tenga un rol que aporte al proyecto.

Desde que empezaste a dedicarte al cine, ¿qué cosas fueron cambiando?

Los roles estaban muy definidos por el género. En los últimos años hubo un avance enorme en las luchas feministas, que también se inscriben en el campo del cine. Falta mucho por recorrer, pero cada vez más hay más mujeres directoras, editoras, productoras, y tenemos por delante toda una generación que va a seguir avanzando y ocupando lugares.

El avance de los movimientos feministas en materia de igualdad laboral es lento, pero no tiene freno, y demuestra que, pese a las trabas que pone el machismo en la sociedad, las mujeres están logrando ocupar los lugares que siempre merecieron. Lo que se necesita es una inclusión de gran alcance, que cambie la cultura misógina de la industria de una manera que sea sostenible. Al fin y al cabo, no se trata solo de que las directoras sean reconocidas, sino de que tengan cada vez más visibilidad y permanencia.

Newsletter de Beba

Newsletter de Beba