Sobre el solterasplaining

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Por Perla Paletta
Foto: Viole Parisi

Cuando te estás por separar, cuando ves el final muy cerca, en general hay muchas cosas que te atraviesan el cuerpo y brotan como lava caliente y densa: tristezas, miedos, inseguridades, un poco de esperanza quizás, y sobre todo, un millón de dudas de cómo será poner un pie y transitar esa nueva dimensión. Ese umbral es territorio desconocido, o casi.

Es septiembre y tus amigues ya lo saben, porque te acompañaron durante todo el proceso. Tu psicóloga se enterará la semana que viene, cuando le confirmes que por fin tuviste esa charla en la que solo tenías que escuchar porque la realidad ya la sabías. Te encargaste de avisar en el trabajo, porque todo bien, pero ese día no ibas a estar muy concentrada. Le avisaste a tu familia, a la gente cercana, esa que solo quiere verte bien. Listo.

Al principio me encargué de explicar específicamente que ya venía procesando la separación, que la pasé dos meses mal y que esa era la razón por la cual ahora estaba mejor. No sé bien quién o qué me hizo creer que tenía que andar justificándome. Una vez que le conté a todes lo que pasó, que me abrazaron y me dieron su apoyo, también empecé a cruzarme con mucha información; consejos, tips, anécdotas, historias, chats, audios, canciones, carteles, remeras, revistas, libros, posteos, tuits, series, novelas y películas que me indicaban cómo debería ser ahora mi vida, cómo debería ser ahora que ya no estaba en pareja, básicamente.

Mi primer fin de semana como nueva soltera cayó dos días después de la ruptura y justo coincidió con fiestas y salidas en las que me crucé con diferentes personas. Y aunque yo me sentía bien, sabía que al resto le resultaba un poco raro eso. “¿Cómo que cortaste? Si estás acá. Yo no me podría levantar”. “¿No se habían ido de viaje hace nada?”.“¿Qué onda, todo mal de un día para el otro? Por redes sociales se veía lo contrario”.

Sí, es verdad que separarse es doloroso, y estuve mal un tiempo porque con eso se van chistes internos, proyectos, códigos y en fin, una historia compartida, ¿pero el concepto de “transitar el duelo” no puede ir también con el derecho de volver a reencontrarte con tu propio bienestar y deseos? Hay muchas maneras de vivir un final que van más allá del cliché solitario, que mira al pasado, despechado y triste que nos vendieron.

Después de ese momento inicial, se inauguró una nueva fase. Mientras que algunes me recomendaron bajarme YA todas las apps de citas habidas y por haber, o retomar esa agenda de personajes del pasado, otres me la hicieron más difícil: “este tiempo es para vos, tenés que aprender a estar sola”. ¿Tan difícil iba a ser estar soltera de nuevo? ¿Qué tengo que hacer primero? ¿Borro todo lo nuestro de las redes sociales para que no haya rastros? ¿Después le hablo a ese chabón que todos los años me preguntaba si seguía de novia? ¿O mejor me quedo quieta como también me dijeron?

Ya sabía que entrar en el mundo soltería millennial iba a ser un desafío, porque no solo te reencontrás con tu nuevo/viejo yo, con sus zonas a redescubrir, sino que también tenés que aprender nuevos códigos, lenguajes y maneras de relacionarte si querés formar parte de ese universo. Tenés que activar tu nuevo perfil.

De vez en cuando, aunque cada vez menos, pienso si en algún momento voy a caer en un bajón, si me voy a dar de lleno contra la pared. De vez en cuando espero la angustia, espero la tristeza, estoy expectante de extrañar. Pero todo esto responde al imperativo de sentir cosas, tener que extrañar, tener que angustiarme. Una especie de rol que debería cumplir. Y al final no pasa, no extraño. No me sale

Hace poco le dije a una amiga que estaba en mi mejor momento. No sé si este es mi mejor momento, si habrá otros, o qué pasará, pero sí puedo asegurar que tengo ganas de vivir mi soltería como me pinte: y esa libertad es lo único que hoy me importa. Que nadie te haga un solterasplaining que no necesitás ni pediste.

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