Una chica en el BAFICI

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Por Ayelén Cisneros
Foto: Luxi Olmos

La dirección de cine es esencialmente el desarrollo de una mirada. Cuando se dirige en cine independiente, poner el cuerpo en casi todo lo que compete a la película es una constante. Cuatro directoras nos hablaron de lo que significó construir un relato, llevarlo a cabo en forma de cortometraje, y estrenarlo en el BAFICI 2019. En estas historias las protagonistas son mujeres con deseos y miedos. Nos hubiera gustado entrevistar a algune directore trans, pero las presencias de identidades en el rol de dirección siguen siendo una deuda del festival y del cine argentino en general.

Daniela Aguinsky — La guardia virtual (Muestra de cortos 2)

Una pantalla en la recepción de un edificio muestra la imagen de una mujer que trabaja de seguridad. Es una guardia virtual. Está aburrida en su trabajo hasta que una chica capta su atención. El despertar de una nueva sexualidad es la temática de este corto que dirigió Daniela Aguinsky. “Yo me trataba de comunicar con estos guardias virtuales a través del vidrio, los saludaba, veía que algunes tenían muy buena onda y otres cero ganas de interactuar. Una vez una se asustó y prendió la sirena. Son personas que están trabajando, yo traté de imaginarme el mundo de alguien así”, explica la directora.

Tu historia es un mundo de mujeres, ¿se puede hablar de un corto feminista?

DA: En la escuela de cine, me acuerdo, se escuchaba mucho el “chico conoce chica” casi como única posibilidad de historia de amor y eso me cansó. Me refiero a historias que proponían los mismos estudiantes, muchas veces repitiendo las mismas situaciones que ya vimos mucho en películas y que no son muy feministas que digamos. Entonces decidí ir “all the way”, no solo contar una historia entre chicas, si no que mi universo de ficción sea 100% habitado por mujeres. Visto de afuera podríamos decir que es un corto feminista, pero en el mundo de los personajes ellas no son militantes, no hay patriarcado contra el que oponerse. Viven en una normalidad en donde los problemas que tienen son otros.

¿Cómo te interpela el feminismo?

DA: Me gusta eso de ‘interpelar’, creo que el feminismo va pidiendo una mejor versión de mi misma cada día. El feminismo es como un personal trainer que te obliga a estar mejor. Puntualmente en el corto, para mí era muy importante tener a compañeras de la facu como cabezas de equipo, que no le esquivaran a cargos de mayor responsabilidad por inercia.

¿Cómo construiste el personaje protagonista?

DA: Quería un personaje que sea un poco creepy, porque stalkea a la otra, pero a la vez que sea tierno, porque quiere ayudarla. También termina siendo un personaje fuerte con el que tenemos empatía. Todo este mix se logró gracias a Marcela Beresiarte, mi actriz protagónica que logró una tridimensionalidad hermosa que superó al guión.

¿Qué dificultades ves en hacer cine hoy? ¿Por ser mujer se complica más?

DA: Creo que la mayor dificultad de hacer cine hoy está en mí misma. En ponerte a hacer las cosas, encarar lo s proyectos que querés, creer que tu voz es valiosa, que lo que tenés para decir es relevante. En eso el feminismo ayuda, ¿ves? Para mí es un motor. Si te ponés a ver en el mundo se están haciendo muchísimas películas y series, y muchas están filmadas igual, como que se ve todo igual, cámara en mano, etc. Encontrar tu diferencial como autor es clave. Sacando eso, mi profesor de producción decía que si a los diez minutos de hablar de cine no hablás de plata, no estás hablando de cine. Así que como llevamos más de diez minutos podemos decir que la plata siempre es un tema. No sé si por ser mujer la cosa se hace más difícil, lo único que sé es que necesitamos más mujeres directoras y cabezas de área que den su mirada. No está todo dicho.

¿Planes a futuro como directora?

DA: Ideas y ganas hay muchísimas, y el Bafici empuja. Escribí una película sobre una chica judía que deja la ortodoxia, y tengo varios proyectos documentales muy diversos, entre largos y cortos, para hacer en los próximos meses. ¡Ya se van a enterar!

Daniela Aguinsky (1993, Buenos Aires). Se formó en el CIC y en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Fue redactora de Espectáculos, en el diario Clarín. Colabora con el TLV Fest, festival de cine LGBT de Tel Aviv. La guardia virtual es su primer cortometraje.

Mariana Levy y Melania Stucci — Mueble en el conurbano (Muestra de cortos 1)

Una directora de cine que vive en el conurbano se encuentra frustrada porque no logra concretar un proyecto. Quiere hacer una película mumblecore, ella es un poco delirante, pero defiende su idea. ¿Qué es el mumblecore? Un subgénero del cine independiente, por lo general norteamericano, que intenta mostrar la vida cotidiana de jóvenes. Este corto está dirigido por Mariana Levy y Melania Stucchi. Los tiempos en el BAFICI son tiranos y no pudimos fotografiar a Melania, pero tenemos el testimonio de ambas.

¿Cuál fue su motivación para hacer este corto?

ML: Soy guionista y hace varios años que estoy escribiendo para proyectos muy grandes que se pinchaban y tengo un montón de cosas que nunca vieron la luz, que están en un escritorio. Era hacer algo propio, algo que pudiera realizarse, sin tener la opinión de un montón de gente, solo la visión mía y de Melania, era hacer algo que nos interperlara a nosotras y no nos importaba si le daba risa a cinco personas más, no necesitábamos que toda Latinoamérica se riera de nuestro chiste.

MS: Billy Wilder decía que ser guionista es hacer la cama para que otro viniera a dormir. Soy guionista profesional hace diez años. Pero, especialmente, escribí miles de proyectos que nunca se filmaron, por los que incluso me pagaron. Quiero decir, todos esos proyectos guardados en la computadora fueron el impulso más grande para hacer este guión una realidad y filmarlo.

¿Cómo pensaron al personaje principal, esta directora que no filma?

ML: La directora que no filma somos todas un poco, por diferentes razones. Es algo super autobiográfico. Lo del conurbano y todo eso es más autobiográfico de Melania. Una amiga me decía: “¿Qué somos? ¿Guionistas! ¿Y qué hacemos? ¡Carpetitas!” No estás guionando, estás tratando de conseguir que tu guión se haga, eso se lleva el 80% de tu energía. Por otro lado, es la neurosis que traemos, Melania y yo venimos de Puán, de Letras, y eso ya te trae una autoexigencia grande. Mi familia también: si no vas a hacer algo perfecto, para ganarte un Oscar o el Nobel no lo hagas y eso te acarrea una neurosis tan grande que te paraliza. Y a mí me pasó cuando era joven.

MS: Es una deformación absurda y exagerada de mí misma. O por ahí yo soy una deformación absurda y exagerada de ella.

¿El cine independiente te parece un mundo hostil como a la protagonista?

ML: No, yo lo miro un poco de afuera. Tengo un pasado de actriz de cine independiente y ahora me estoy adentrando en ser directora. Como guionista trabajé en cosas más profesionales y no lo viví. Las cosas que a ella le parecen hostiles a nosotras nos dan risa, nos reímos de ese snobismo porque lo vemos de afuera. Me parece que a Andrea, la protagonista, le parece hostil porque quiere pertenecer a eso, ese snobismo de la amiga que se queja porque se fue a Berlín y se confundieron de hotel. Se puede decir que ella tiene más ganas ser directora de cine que hacer una película o contar algo. Todo el mundo snob del profesor más que hostil, me parece gracioso. Por eso está en personaje del novio, que me da un shock de realidad. Como le dice la amiga, el 90% de la gente, incluso del cine, no sabe que es mumblecore. El corto es reírse de eso y reírnos también de nosotras mismas. El mundo va a seguir girando y no va a pasar nada por esos debates estéticos.

MS: No diría hostil. Todo ámbito artístico, sea comercial o independiente, tiene reglas tácitas que tenés que cumplir para poder entrar. Uno de los desafíos es que negocias y que no para “pertenecer”. Y no me refiero a la obra artística en sí, si no a todas las cosas que tenés que hacer una vez que terminaste esa obra.

¿Piensan que puede convertirse en un largometraje?

ML: Sí, re. Se puede convertir en un largometraje, en una serie. Nos encantan los personajes. Es muy difícil sostener la estructura con la que hicimos el corto que fue pedir un montón de favores, de gente que laburó de onda en un fin de semana. Para hacer un largometraje es más complicado. Lo hicimos sin apoyo y aun así pusimos un montón de plata. Necesitaríamos una estructura más grande, un subsidio o algo así.

MS: Sí, de hecho nos quedaron muchas ideas que tuvimos que sacar porque era un corto.

¿Cómo las interpela el feminismo?¿Lo aplican a su trabajo como directoras?

ML: Soy super feminista. Hace muchos años que tengo un podcast sobre series y feminismo, series y teoría de género que se llama La podcast. Me parece que el cine y la televisión le llegan a mucha gente, es una forma muy efectiva de cambiar el mundo, no sé si se puede cambiar el capitalismo desde la televisión, pero combatir la misoginia sí. Más allá de que no es un corto militante, estuvo bastante pensado, que la persona que sea más dura con ella sea el profesor, es una representación del patriarcado. Queríamos que la protagonista sea mujer, que la mayor parte del equipo sean mujeres, se pensó todo desde el feminismo. Era muy importante que fuera un equipo mayormente de mujeres.

MS: Creo que soy feminista desde chica, antes de conocerlo conceptualmente, ya interpelaba a mi mamá y a mi papá con preguntas que, vistos desde hoy, eran feministas. Me interpela en mi vida personal y profesional, no como un precepto, sino como una forma de repensarme a mí misma y a lxs demás, casi todos los días.

¿Qué dificultades ven en hacer cine hoy? ¿Por ser mujeres se complica más?

ML: Lo que tiene el macrismo es que todo es más difícil para todos. Hacer cine hoy es casi imposible porque no hay apoyo para nadie. Siempre ser mujer se complica más. Creo que hoy hacer cine es tan difícil que no se si es una cuestión de género. Sí, muchas veces las mujeres partimos en desventaja porque tenemos menos currículum, porque tenemos menos oportunidades. En un mercado en el que hay menos subsidios, capaz una chica que está empezando tiene que competir con un director varón que ya hizo diez películas. No hay herramientas que equiparen un poco, creo que deberían haber leyes de cupo o subsidios concretos para películas hechas por mujeres. En este panorama político estamos lejos de tener algo así.

MS: ¡La gran dificultad de hacer cine es que es muy caro! Y no hablo de efectos especiales, ni grandes estrellas. Cualquier película, por más pequeña que sea, es cara. Además yo me automantengo, soy clase media y tengo que trabajar para pagar el alquiler. O sea, todo el tiempo para el corto se lo saqué a mi escaso tiempo libre. Mark Duplass habla mucho sobre esto y sobre cómo no trabarse en esto, por eso Andrea, la protagonista del corto, quiere comunicarse con él (risas). En lo personal, además, siempre siento que, en mis proyectos personales, soy demasiado mainstream para lo indie y demasiado indie para lo mainstream, así que nunca sé a dónde tengo que presentarlos (risas). Por ser mujer se complica todo más, no sólo hacer cine. Por un lado, parece un “buen momento” para ser mujer, pero también puede ser engañoso. Porque no falta el que te dice: ah, te seleccionaron porque dirigen dos mujeres y hay una protagonista mujer. O sea, nunca es por vos. Las mujeres tienen problemas de mujeres; los homosexuales, problemas de homosexuales; los pobres, problemas de pobres; los latinoamericanos, problemas de latinoamericanos, y los hombres blancos heterosexuales del primer mundo tienen problemas universales. Mientras no salgamos de esa lógica, siempre se va a complicar. Esa es -manifestada de forma absurda- la tesis del corto.

¿Planes a futuro como directoras?

ML: Muchísimos. Tengo un corto hace un montón para hacer, antes de este pero que es más complejo de filmar y todavía no me animo. Un montón de planes, series web escritas, películas, muchas cosas pensadas. Ojala sea el comienzo de una larga carrera, tengo muchas cosas para filmar pero todavía poco dinero, ya lo conseguiré. Vamos las pibas.

MS: Como dice Andrea, la protagonista del corto, “Sundance siempre fui mi sueño” (risas). Hablando en serio, ojalá que tanto Marian como yo hagamos muchas cosas más como directoras.

Mariana Levy (1981, Buenos Aires) es guionista, directora de teatro, actriz y docente. Como guionista ha desarrollado múltiples proyectos de cine y televisión. Melania Stucchi (1976, Buenos Aires) es guionista de cine y televisión. Tiene un máster en Escritura Creativa por la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona.

Malena Vain — Las partículas (Muestra de cortos 3)

En este relato hay una madre, un niño y perro viejo en un departamento un poco destartalado. Ellos están bastante solos. La muerte ronda, da vueltas. La mirada del corto se enfoca en los pequeños gestos de los protagonistas, en los miedos que de una situación bastante habitual en la vida de las personas que tienen mascotas. “Cuando empecé a escribir este cortometraje, yo quería ir hacia algo simple y mínimo; el título Las partículas lo elegí después, y resonaba sobre esta idea” explica la directora. Su forma de crear el corto no fue el habitual: “Al revés de otras veces, en lugar de pensar una trama o un personaje, exploré algo así como un tono, y escribí y encuadré desde ese lugar. Fui encontrando diálogos, espacios, personajes. Era un mundo en donde me quería instalar para mostrar mi punto de vista sobre ciertas cosas. Creo que en ese sentido es una película bastante traslúcida donde me veo muy reflejada, incluso si los hechos no son totalmente autorreferenciales”.

¿Cómo se construye el personaje de una madre no todopoderosa?

MV: Justamente por no ser madre, la maternidad para mí es un misterio. Soy una observadora, y no veo que existan a mi alrededor madres todopoderosas. Más hoy donde cuestionamos las ideas impuestas de familia y de género. Me da la sensación de que nadie, madre o no, puede sostener todo en el siglo XXI. Es una época que se nos escurre de las manos. Todo parece incompleto o inacabado. Estamos insatisfechos constantemente, e igual seguimos. No quiero que sea un corto pesimista, de alguna forma quiero invitar a perdonarnos un poco. Por supuesto, nada de esto fue totalmente consciente mientras lo filmaba o lo escribía.

¿Cómo te interpela el feminismo? ¿Lo aplicas a tu trabajo como directora?

MV: El feminismo es algo que me atraviesa. No puedo pensar nada si no es desde mi mirada feminista. Cambié mucho desde que me considero feminista; me siento orgullosa al respecto, sí, pero tampoco puedo pensar mi trabajo de otra forma. En ese sentido no sé si lo estoy “aplicando”, es parte de mi identidad.

¿Qué dificultades ves en hacer cine hoy? ¿Por ser mujer se complica más?

MV: Sí. Diría que al ser blanca y de clase media, no soy la que la tuvo más difícil (incluso, esto mismo podría ser otro tema de mi película). Pero aún así, tuve que vivir situaciones complicadas e injustas a nivel laboral, sobre las que podría explayarme mucho, pero que creo que en mayor o menor medida van a ser historias similares respecto de todxs lxs que no somos varones cis. Gracias a todas las discusiones que se abrieron, cambié mucho mi propia conciencia: cuando arranqué en este medio, yo naturalizaba muchísimas formas de maltrato que ahora no permitiría.

¿Cuáles son tus planes a futuro como directora?

MV: Estoy editando un cortometraje documental que se llama Un bosque es un jardín, sobre la relación que tengo con una pariente mía, sobreviviente del Holocausto. En paralelo, escribo un largometraje. Después estoy abierta a todo lo que pase. Quiero seguir escribiendo y filmando. Para mí esto es un medio artístico y un oficio; así como mi forma de transitar y procesar la realidad.

Malena Vain (1991, Buenos Aires). Estudió en la Universidad del Cine. Participó del Programa de Cine de la Universidad Torcuato Di Tella y del workshop de Werner Herzog en la EICTV, de Cuba. Escribió y dirigió el cortometraje Business (2016).

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