Vidas impulsadas por el deseo: sobre la autonomía y los proyectos de vida en la semana de la lactancia materna

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Por Mónica Macha (Diputada Nacional por el Frente de Todos)
Gracias @rigoberta por la foto.

Una propuesta que busca cambiar con el paradigma médico imperante en relación a las maternidades

La búsqueda de autonomía por parte de las personas con capacidad de gestar tiene dos polos con igual potencia para nuestros proyectos de vida, si de un lado hemos conseguido la victoria sobre la soberanía política de nuestros cuerpos con la ley de IVE, por otro, tenemos que fortalecer a las personas que deciden concebir, parir y maternar.

Interrupción o continuidad, no importa cuál sea la decisión sino que el Estado cuente con laspolíticas sanitarias que garanticen el proyecto de esa mujer, lesbiana o varón trans. Condiciones para abortar o para parir, condiciones que respeten qué queremos de nuestras vidas y que le hagan lugar a nuestro deseo. Después de todo, de eso se trata: vidas impulsadas por el deseo. 

Por estos días transcurre la semana de la lactancia, un momento en el que reivindicamos la dimensión política de amamantar; pero antes, un momento antes de entrar en ese proceso, tenemos la obligación ética y transfeminista de preguntarnos sobre cómo parir y cómo los modelos médicos corporativos y los mandatos patriarcales nos han sometido a parir de una única forma con altos niveles de violencia. 

El modelo médico, medicalizado, corporativo, hegemónico, bajo el disfraz de la técnica (o sería mejor decir la tecnocracia) ha tenido históricamente intervenciones sobre nuestros cuerpos al momento de parir que podemos ubicar como violencia obstétrica. 

Insultos mientras hacemos trabajo de parto, atarnos a una camilla para que nuestros movimientos no los molesten, someternos a anestesias desorbitadas o no anestesiar nuestro dolor cuando lo pedimos, intervenciones sin consentimiento como rasurarnos, operarnos, o dejarnos solas en un momento que, ya sabemos, es movilizante y revulsivo. 

Ante esa habitual violencia obstétrica, hemos planteado un modelo alternativo. Un cambio de paradigma. Se trata de las Casas de Partos, espacios integrados al sistema de salud con características similares a la de un hogar y destinados a nacimientos de bajo riesgo. La persona con capacidad de gestar es asistida por licenciadas y licenciados en obstetricia, por un equipo interdisciplinario y además, acompañada por quien elija de su entorno. 

Funcionan en articulación con hospitales de referencia, se instalan a pocas cuadras de los mismos y en caso de haber una complicación sanitaria, el traslado es inmediato. Se brindan cuidados y asistencia durante la etapa preconcepcional, prenatal, parto y post parto. Presentamos un proyecto en la Cámara de Diputades junto a la Red Argentina de Casas de Partos para que su creación sea ley. 

Parir, y por lo tanto amamantar, son procesos fisiológicos pero también sociales y políticos porque los hacemos en comunidad, en relación a otres y a nuestras condiciones, emociones y deseos.

Tenemos ahí una pregunta sobre cómo se generan los espacios familiares y laborales para hacerle lugar al amamantamiento. Sabemos que la leche materna es clave para el crecimiento del cuerpo biológico, pero también el acto de amamantar es fundamental para el vínculo que se juega y se arma en ese contacto, en ese alimento, en esas miradas, en esa calidez y encuentro. Estamos hablando también sobre cómo queremos criar, sobre cuáles son las formas, los tiempos y los contextos en los cuales hacer crecer nuevas vidas y nuevas libertades. 

El acompañamiento a la persona que materna debe ser integral. Incluye las relaciones comunitarias, las licencias laborales, las políticas sanitarias, la tribu familiar. Todos los espacios en los que maternamos y amamantamos, todas las personas que son parte de nuestra red vital. 

Si algo nos orienta, por sobre todo en el transfeminismo, es el horizonte de autonomía para la construcción de proyectos de vida. La maternidad es uno posible. No es el único, no es obligatorio, pero tampoco está prohibido ni debemos permitir que sea denostado. Desmontar las miradas moralizantes, desarmar los modelos normativos y hacerle lugar a todas las formas de vida es nuestra tarea.

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