¿Who the fuck is Olivia Rodrigo?: la artista que ganó tres Grammys en la última Ceremonia Premiere de la Academia

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Por Cinthia Giselle Dalama

Breve historia sobre la chica coronada como mejor artista nueva, mejor álbum de pop vocal y mejor interpretación pop solista en la 64° ceremonia de los Grammys que se llevó a cabo el 3 de abril de 2022. 

Olivia Rodrigo es una chica Disney. Aunque, a diferencia de las rubias y castañas -como ella- que la anteceden, es un caso bastante único en su clase. Con esto no quiero decir que todas las anteriores sean iguales, sino que, hay algo que la destaca entre todas ellas. Y con esta sentencia no quiero decir  que las anteriores no tengan talento, por favor, nada de eso: Britney, Miley Cyrus, Selena Gomez o Demi Lovato son artistas que vienen trabajando desde pequeñas, y solo por nombrar algunas.

En ese sentido, podríamos decir que es la nueva Britney o la nueva Miley si hablamos del rol y la representación generacional que ejerce. Pero como dice en su canción «jealousy, jealousy» (envidia, envidia): “Com-comparison is killing me slowly” (la comparación me está matando lentamente), “Their win is not my loss” (su éxito no es mi fracaso). Tal vez deberíamos dejar de compararla un poco. 

Es fundamental contextualizar para entender de dónde surge esta figura como fenómeno. Veníamos de dos años de pandemia en donde la fuerza de les jóvenes fluía en redes sociales como Instagram y Tik Tok, pero las calles estaban en silencio. El miedo se apoderaba de todes: ¿cuándo iba a terminar todo esto?

Si bien estamos hablando de una chica Disney, Olivia llegó con un modelo muchísimo más aggiornado: una piba genuina y honesta que no tiene miedo de decir lo que siente. Que desde el 2015 viene trabajando en su debut “American Grace Girl”. Que, durante las elecciones de Estados Unidos en el año 2020, con tan solo 17 años, hizo un live en Instagram con Maisy Biden -la nieta del actual presidente, Joe Biden- aunque no pudiese votar, hablando de la importancia de hacerlo. Actos que nos hacen dar cuenta delante de quién estamos: una figura que sabe el lugar de influencia que ocupa.

El 2021 arrancó con un temazo: «drivers license» (licencia de conducir). Que, siendo su primer single, escaló rapidísimo entre los charts y del que nadie, en redes sociales como Twitter, pudo parar de hablar. En él nos contó básicamente lo que queríamos saber de un vínculo no blanqueado -o eso parece-.

Usando la fórmula de Taylor Swift, Olivia habla sobre su ex y la chica nueva con la que él sale. Todo parecería indicar que el ex sería Joshua Bassett, su coprotagonista en High School Musical: The Musical. The Series, -la serie de Disney+ donde empezamos a ver su talento no solo actuando, cantando y bailando, sino componiendo algunos de los temas-, y Sabrina Carpenter «the blond girl» (la chica rubia) de la que habla la letra de la canción.

Olivia nos introdujo al mundo de Sour (ácido), su primer disco con todas las canciones compuestas por ella -y algunas por Taylor Swift- que lanzó en mayo de 2021, mostrándonos imágenes cotidianas y su lado más sensible: dar vueltas con el auto por lo de su ex, los celos, el gimnasio de la escuela, la envidia, porristas, filtros de Instagram, el dolor que deja un amor adolescente, la playa, el viento y su «prom» (fiesta de graduación), la cual se puede ver en su canal de Youtube y que hizo porque nunca tuvo una.

Podríamos decir que esta cantante, actriz, artista y compositora, es el cocktail de la cultura pop yankee, una fiesta de varios estereotipos, pero, ¿por qué cobró tanta relevancia en tan poco tiempo?

Ella no lo sabe, pero nos devolvió el dolor del amor adolescente, ese que duele profundamente y no sabés qué mierda hacer para que se te pase. Y lo mejor es que lo hace de una forma masticada y cero azucarada: acá  todo es resentimiento y bronca, mezclado con angustia y nostalgia de lo que fue y nunca más será.

¿Cómo no vamos a conectar con su dolor? Si después de estos dos años nos dimos cuenta que nos duele mucho casi todo. Por eso este disco es el mejor disco pop: porque nos pega de lleno ahí en donde más nos duele, porque hace referencia a situaciones cotidianas de cuando éramos adolescentes.

Me pregunto cómo debe sentirse cantarle a ese ex “You betray me” (me traicionaste), “You are a traitor” (sos un traidor) una y otra vez sabiendo que miles de personas te están viendo y escuchando: no puede no ser sanador.

Nos está diciendo que todo eso que sentimos está bien. Nos da el ok para enojarnos, odiar todo y sentir que se acaba el mundo. Porque por ahí sí se acaba y estamos en un contexto tan particular que, ¿por qué no sentir todo tan intensamente?

Pero ella no se queda en los márgenes de este triángulo amoroso: no está aislada de la realidad y es así como visita la casa blanca y promueve la vacunación en contra de COVID-19 entre les jóvenes. Ya es el ícono de una adolescencia atravesada por la pandemia.

A Olivia le creo. Le creo que se vista así, que le duela tanto el amor, que sonría tanto todo el tiempo. Son los nervios, la vulnerabilidad. Lo veo en sus ojos tristes, en la expresión de su cara: no le da lo mismo cantar sobre no sentirse lo suficientemente linda o a la altura del chico que le gusta. También creo que lleva con muchísima gracia el estallido de su fama a tan corta edad, sabemos que no es fácil y vimos muches artistas quedarse en el camino por la presión constante. Como dice en su canción Brutal, una oda a sentir que todo es una mierda y decirlo como salga: “I’m so sick of seventeen, Where’s my fucking teenage dream? If someone tells me one more time, Enjoy your youth, I’m gonna cry” (Estoy cansada de los diecisiete, ¿dónde mierda está mi sueño adolescente? Si alguien me vuelve a decir que disfrute mi juventud, voy a llorar).

Todavía no hace un año del lanzamiento de Sour y ya la escuché en al menos dos versiones diferentes respecto de la mayoría de sus temas, y la vi tocando la guitarra y el piano en distintos escenarios. Su documental “driving home 2 u” donde repasa todo su disco contando cómo compuso cada tema -absolutamente recomendado-, termina con «hope u r ok» un poema a quiénes la estamos pasando mal, un deseo de corazón que dice: ojalá esté todo bien porque me estoy acordando de vos ahora y sobre todo porque no me olvidé.

Olivia tiene que haber dejado de sentir ese gusto ácido, al menos y como me gusta pensar, ahora que nos compartió su dolor. Y eso no solo es poético, sino un statement político. Pero eso seguro ya lo sabe.

Ella es una bocanada de aire fresco y un mensaje de resiliencia para les jóvenes -sin todo ese ornamento inverosímil e inalcanzable-: podés ser joven, estar re mil confundide, no tenerla clara y pegarla igual haciendo lo que te gusta.

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